Hace unos meses mi hijo mayor ganó un premio. Un concurso de música al que llegamos casi de casualidad y que ganó como él mismo recordaba este fin de semana, sin esperárselo.
Una noche en un hotel para los cinco y entrada para el “Oceanográfic” de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.
Por fin este fin de semana hemos podido disfrutar de un premio que nos ha sabido a gloria.
Mi marido y yo tenemos la suerte de trabajar y de hacerlo en algo que nos gusta. No pasamos necesidad, pero tampoco nos permitimos muchos caprichos, que digamos. En una casa con tres niños, como a los padres se les ocurra apostar por la educación, no hay dinero para mucho más.
Gracias a los abuelos, disfrutamos de unas vacaciones estupendas cada año, pero ni viajes, ni cruceros, ni escapadas románticas. Por eso, este regalo nos ha venido de perlas. Y todo ha sido una fiesta. La caja fuerte de las habitaciones, las vistas, el buffet del desayuno y sobre todo, pensar que estábamos disfrutando del premio. Parece que siempre somos los padres los que ponemos los medios para poder dar el gusto a los hijos. En este caso, sin embargo, ha sido al revés, algo que ha supuesto un placer añadido para ellos.
En cualquier caso, sea con o sin premio, el Oceanográfico es un lugar muy recomendable para visitar en familia. Un destino perfecto para todas las edades en el que es posible aprender un montón de cosas juntos. Quizás por todo ello, terminamos la visita animando a nuestra hija mediana a que participe en el concurso el próximo año. No estaría mal hacer otra escapadita así dentro de unos meses. @amparolatre