Si tengo que pensar en una situación doméstica que me fastidia especialmente son las peleas entre hermanos. Pocas cosas me entristecen tanto.
Está claro que no son conscientes de lo doloroso que es para cualquier padre ver a sus hijos tratarse con dureza o hablándose mal.
Hoy sin embargo, quiero decirles que estoy orgullosa de ellos.
Por la misma regla de tres, me produce mucha alegría ver que se defienden o que el uno saca la cara por el otro cuando un tercero ataca.
Para eso están los hermanos.
A menudo les digo que llegará un día en el que su padre y yo no estemos. No son ganas de que se nos ponga a todos un nudo en la garganta. Es simplemente interés por que seamos conscientes de que solo tenemos una vida. Solo una para sumar o restar, para arrimar el hombro o para poner piedras en el camino.
Ahora mismo estamos todos sanos y todos juntos, pero en cualquier momento esta circunstancia puede cambiar y entrenarnos «en estar unidos» es lo mejor que podemos hacer. A defendernos y apoyarnos se aprende y como madre, nada me alegra más que ver que lo estáis aprendiendo, a pesar de las voces que os dais de vez en cuando por chorradas.
Estos días he comprobado, que en lo importante sabéis estar ahí, firmes, aunque se trate de una situación incómoda. No esperaba menos. Creo que es justo lo que os hemos enseñado, aunque a veces sienta dudas respecto a si lo estaremos haciendo bien. Está claro que hay días para sembrar y días para recoger. @amparolatre