Hoy Sara se ha acostado muy contenta. Su amigo Alex la ha saludado con un beso a la salida del colegio -como ha sucedido en los últimos días-, pero además le ha tocado la nariz cariñosamente. A Sara le ha gustado el momento. Le ha gustado tanto, que me lo ha recordado mientras nos dábamos mimo mutuamente antes de que cayera rendida al final del día.
Alex va a otra clase, es bastante mayor que Sara y diferente a ella en muchas cosas. Sin embargo, las necesidades del corazón son las mismas más allá de las diferencias. Ellos dos han sabido acercarse el uno al otro sin filtros y ahora, cada tarde las madres de ambos niños nos sorprendemos del «feeling» que parece haber entre los dos.
Hoy es el Día Universal del Niño y desde muchas instituciones se reivindican los derechos de los más pequeños y se dan a conocer cifras que deberían hacernos pensar -y actuar-. Según Misiones Salesianas, por mencionar uno de estos organismos más de 200 millones de niños, niñas y jóvenes no tienen acceso a la educación; 50 millones ni siquiera son inscritos al nacer y por lo tanto «no existen»; 24.000 menores mueren cada día por falta de atenciones básicas; 1 millón de ellos cae en redes de prostitución cada año y más de 200 millones trabajan o son explotados en el mundo.
Podría seguir hablando de realidades que deberían quitarnos el sueño, aunque todos sigamos con nuestra rutina. Pero creo que todas ellas se resumen en algo que Alex y Sara han ejemplificado hoy. Todos los niños deberían tener derecho a vivir en un entorno cargado de amor, con todo lo que ello conlleva.
No está en nuestra mano acabar con los grandes dramas de la humanidad. Pero sí tenemos la responsabilidad como padres de que a nuestros hijos nos les falte el cariño que necesitan para crecer sanos física y mentalmente. Y ya por pedir…en días como el de hoy lo que sí me va a quitar el sueño es la duda de si estoy echando el resto para que mis hijos sean sensibles a las necesidades de los que les rodean y para que tengan una actitud pro activa respecto a las situaciones injustas. Las cifras de las que habla Misiones Salesianas pueden quedarnos muy lejanas, pero en los colegios en los que estudian nuestros hijos hay muchos niños para los que el día a día no es fácil y muchas familias que necesitan ayuda. No debemos vivir ajenos a este sufrimiento. @amparolatre