Mi vecina Isabel acaba de cumplir dos años y cuando coincidimos en la piscina de la urbanización me divierte ver el “ratazo” que es capaz de pasar “matando al lobo” o la de veces que es capaz de regarme el pie o la cabeza. Son juegos a los que vuelve una y otra vez. Verla me recuerda a mi sobrina Queralt, de la misma edad, que este verano se pasaba el día pidiéndonos que dibujáramos soles de todos los tamaños, preferiblemente pequeños. Su manera de entrar en bucle y repetir situaciones hasta el infinito no puede hacerme más gracia.
A Queralt, después de varios días sin verla, sus primos decidieron sorprenderla a su llegada a la estación, con una pancarta que tuviera un sol gigante. Ha sido uno de los momentos de este verano que todos recordaremos. A nosotros nos llevó una mañana entera preparar el dibujo, pero ella en cuanto lo vio, lo extendió en el suelo para verlo, tocarlo y por supuesto pisarlo bien.
Si hay una edad deliciosa, esos son los dos años. Es cierto que es la de las rabietas, pero también es la de la explosión del lenguaje y a mí personalmente eso me parece fascinante. De la noche a la mañana empiezan a decir un montón de cosas y descubres la cantidad de información que han estado registrando durante sus primeros años de vida. Hasta ese momento, esperas que así suceda, que todo lo que le cuentas y le dices no caiga en saco roto, aunque no tienes constancia de la cantidad de información que van procesando. Sin embargo, a partir de este momento, la comunicación pasa a otra dimensión.
Yo tengo además la impresión -que es personal e intransfesible- de que ese empujón a su capacidad para contar, pedir, responder y también para decir cómo se sienten, repercute directamente en su felicidad, seguridad y autoestima. Los berrinches se deben a muchos motivos, no siempre claros, pero con mis hijos he tenido la experiencia de que en muchas ocasiones (no en todas), en la medida en que ellos han podido expresarse mejor, su irritabilidad disminuye. Una intuición que intento no perder de vista sobre todo para edades más tardías en las que la irritabilidad vuelve a estar a la orden del día y ellos se repliegan sobre sí mismos. @amparolatre