La Cuaresma está llegando a su fin.
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Anoche me hubiera gustado ir a una vigilia de oración que organizaba Spinola Solidaria, la ONG vinculada a la congregación del colegio al que van mis hijos. Pero no pudo ser.
Ya llegarán tiempos mejores. En situaciones así me gusta recordar los años en los que mis padres apenas tenían tiempo ni para respirar. Casi sin que nos diéramos cuenta, los tres hijos llegamos a la etapa universitaria y volamos del nido. Así que poco a poco mis padres fueron comprometiéndose en todas esas cosas que durante años habían dejado de hacer: catequesis, clases de apoyo en la parroquia, coro, viajes, gimnasia…
Ayer habría necesitado un milagro doméstico para que el día se despejara, pero no fue así. En un momento dado mi hija mediana vio cómo avisaba a la amiga con la que había quedado para decirle que no la acompañaría y de repente se esfumó a la habitación.
Al rato apareció con un montón de papeles «convocándonos» a los cinco a las 9 de la noche. «Al la hora que pone en el papel, todos en el comedor, por favor».
Irene había preparado ella sola una oración a partir de un texto del Papa Francisco y una dinámica sencilla de Cuaresma.
Me encanta el potencial creativo de Irene. Sobre todo me encanta su sensibilidad. Ella se dio cuenta de la ilusión que me hacía participar en esa vigilia, no quería que yo me quedara sin ella y en un «pis pas» pensó cómo compensar mi «pequeña desilusión». Qué linda es.
Inconformista. Peleona. Dispara pura sensibilidad.
Espero saber acompañarla para que crezca también en seguridad y fortaleza. Me da pánico pensar en los riesgos de convertirse en unos años en una mujer tremendamente sensible, pero insegura y frágil. Y no es eso lo que quiero para ella.
Hoy lloraba «amargamente» porque mi respuesta había sido un «de momento no», ante la petición de algo que tiene la mayoría de sus amigas. Estar permanentemente con el «no» en la boca, tampoco es fácil para un padre. Pero quiero pensar que es una de las maneras de potenciar esa seguridad que deseo para ella.
Ayer me quedé sin la vigilia que había planificado, pero me encontré sin esperarlo con una improvisada oración en familia. No sé si llegarán tiempos mejores. @amparolatre