En el metro a veces huele mal y casi siempre hay alguien que nos empuja por algún lado. Sin embargo, hay mañanas en las que podemos abrir un libro y contar cuentos.
Nadie como los niños para ser capaces de sacarle jugo a la rutina y abstraerse de todo lo que sucede alrededor con algo tan poco popular en estos tiempos que corren, como un libro.
En esta imagen están leyendo “Cocodrilo”, un cuento que aborda con mucha gracia el tema de las rabietas. Es una de las siete historias que puedes encontrar en “Una cesta de cerezas”, de Alba Castellví y te lo recomiendo si tienes hijos pequeños.
O no tan pequeños.
Porque una de las cosas que he descubierto con este libro es que son historias que a mí hija de 11 años todavía le interesan. Lógico y normal, por otro lado, porque quién no se siente atrapado por cualquier trama en la que nos veamos reflejados, que nos ayuda a entender mejor lo que nos sucede y a encontrar claves para gestionar las situaciones que más nos cuestan.
A mí me encantan los cuentos. Nunca han dejado de gustarme. Por eso disfruto con escenas como ésta del metro, que aunque pueda parecer sorprendente a mi me parece de lo más lógica.
Las ilustraciones de “Una cesta de cerezas” son parte del encanto del libro; así como que las cerezas -una fruta que tiene mucho éxito entre los más pequeños- estén presentes en cada uno de los relatos.
El Día del Libro y la Feria del Libro convierte a la Primavera en un momento del año en el que siempre seleccionamos con mimo los títulos que leeremos en los próximos meses. Éste va a ser sin duda el que más éxito tenga entre las chicas de la casa. Tengo la intuición de que va a ser de esos que se pasan semanas y semanas en la mesita de la habitación porque hay que leerlo infinitas veces. Salvo cuando Sara se lo lleve bajo el brazo cuando salimos de casa para leerlo en el metro, claro. @amparolatre