A Sara le asusta pensar que en algún momento “no estaba”. A mí no me asusta, pero lo cierto es que su presencia llena tanto nuestra vida, que me cuesta recordar cómo era antes de que naciera.
Sara sabe lo mucho que la queremos y lo importante que es para nosotros. Desde que va al colegio mucho más, porque la cantidad y variedad de cosas que nos cuenta cada día es mayor y eso le hace sentir más importante. También tiene deberes de inglés, contratiempos con sus amigos y mucha hambre a la hora de merendar. Sobre todo tiene mucha vida social. Ayer sin ir más lejos, una carrera solidaria (“no importa no ganar, mamá”) y la próxima semana excursión el jueves y verbena de San Isidro el viernes.
Quizás por eso no entiende que haya tantas fotos en casa en las que ella no está. Llevamos bloqueados con este asunto un par de semanas, así que en los últimos días he imprimido en papel más imágenes suyas para ponerlas aquí y allá, repartidas por toda la casa.
Le encanta verse, pero sigue preguntando: “¿Y yo dónde estaba yo cuando hicisteis esta foto?”.
Hemos probado con la misma conestación que se nos ocurrió cuando sus hermanos mayores pasaron esta fase: “No habías nacido, pero estabas en nuestro corazón”.
Pero ni colgar sus fotos, ni la poesía han servido para que Sara pase página. Ya se sabe, cada niño es un mundo.
– “¿Y en el corazón de papá también?”.
– “Hombre, claro”.
– “Del corazón bajé a tu tripa y… ¿también a la de papá?”.
Creo que es mejor dejarnos de poesía en este momento y buscar otro modo de que Sara sacie su curiosidad y sobre todo, “recupere la paz”. Admitimos sugerencias. @amparolatre