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Aunque estamos a mitad semana y deberíamos hacernos los remolones a primera hora del día, en casa esta mañana todos hemos madrugado un poco más de la cuenta.
Unos porque necesitaban ir al baño, otros porque una pesadilla les tenía angustiados… hoy en lugar de ponernos en marcha con las prisas habituales, hemos desayunado tranquilamente, con sobremesa y todo. Tanto ha sido así, que nos ha dado tiempo a comentar que se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down y que no es casualidad que sea el 21 de marzo.
Si mis hijos son preguntones y curiosos por naturaleza; con un tema así encima de la mesa ni os cuento.
- «¿Y por qué los Síndrome de Down tienen un día mundial y nosotros no?»
- «¿Cuáles son las cosas que les cuestan más?»
- «A mí me encanta @pepitamola»
Y aunque hoy no ha salido el tema a relucir, yo sí he recordado el día que mi hija mediana me preguntó que qué habríamos hecho papá y yo si durante el embarazo nos hubieran dicho que ella tenía síndrome de down. Una pregunta que solo admitía una respuesta por nuestra parte, claro:
- «Pues quererte mucho».
Me ha encantado escucharles hablar.
Ojalá los adultos pudiéramos acercarnos a la realidad que nos rodea con la mirada de los niños, que suelen ir a lo esencial. Mis hijos esta mañana, solo veían cosas buenas, bonitas o tiernas de los niños que tienen Síndrome de Down y a todos nos ha venido a la cabeza la escena que hace un par de días vivimos en nuestra urbanización. Al llegar a casa por la tarde había muchos niños jugando, que no conocíamos. Al pasar por su lado saludamos, pero como estaban jugando nadie contestó. Mejor dicho. Solo contestó una niña, que dejó lo que estaba haciendo, nos miró a los cinco de arriba a abajo con sus gafas color naranja y nos sonrió mientras nos saludaba con la mano. Tenía Síndrome de Down.
Es cierto que no todo es color de rosa, que el momento del diagnóstico es duro, que el día a día se convierte en una batalla agotadora y que los interrogantes sobre su futuro pueden pesar como una losa. Pero como recuerdan todas las madres del vídeo, no cambiarían nada de su vida, porque estos chicos son únicos y geniales, que han nacido en familias normales y las han convertido en excepcionales. @amparolatre