«La calle no es para ti. Es un infierno», suele decirles a las chicas prostituidas el salesiano Jorge Crisafulli para intentar convencerlas de que se vayan con él. Pero una de las partes más tristes de estas historias es comprobar cómo la calle atrapa y cómo algunas de estas pequeñas no se integran en un centro con unos horarios y cierta supervisión.
Este misionero está en Madrid para presentar, con ocasión del Día Internacional contra la Prostitución Infantil, el documental «Love» que narra el drama de las niñas víctimas de la prostitución en Freetown en Sierra Leona y la lucha de los salesianos por sacarlas de la calle.
Ayer por la tarde vi este fantástico trabajo de Rául de la Fuente con «mi adolescente favorito», que no dejaba de sacudir la cabeza.
Algunas de las niñas que protagonizan la cinta tienen su edad pero las batallas de estas menores nada tienen que ver con las de mi hijo. Enfermedades, adicciones, abusos, embarazos no deseados, soledad…
El Centro Don Bosco Fambul de Freetown ofrece a las niñas rescatadas de la prostitución comida, techo, atención médica, asistencia psicosocial, acompañamiento espiritual y educación. Las mayores, además, pueden recibir formación profesional y ayudas económicas para poner en marcha su propio negocio. Lo importante es que recuperen la confianza «no solo en ellas mismas, sino también en la humanidad», y que tomen las riendas de sus vidas. «Les decimos que Dios las ama, que no son basura. Dios no hace basura, sino obras maestras», explica Crisafulli.
La prostitución infantil es uno de los grandes desafíos del siglo XXI. Más de 223 millones de niños y niñas son explotados sexualmente. Aunque como explicaba ayer en la presentación la portavoz de Misiones Salesianas, al tratarse de una actividad ilegal no hay muchas cifras o estadísticas.
Cuando hablo de este tipo de situaciones con mi hijo mayor siempre me surgen las mismas dudas. ¿Cómo acercarle estos temas? ¿Cómo hacer que ningún sufrimiento le resulte ajeno? Y siempre llego a las mismas conclusiones. Por una parte transmitirle la necesidad de que se forme bien porque «su hora» está a punto de llegar y hay mucho por hacer. Por otra parte, en este caso concreto, me gustaría que pensara en el modo en el que él quiere tratar a las mujeres. Como amigo, como hermano, como hijo, como compañero, como novio o como padre, en un futuro.
Querido «adolescente favorito» me gustaría que pensaras qué tipo de hombre quieres ser y que apuntes alto. Sin miedo ni límites.
En las grandes batallas, cada testimonio cuenta, por insignificante que parezca.
Los que me conocen saben que me encanta el estilo salesiano y la manera que tienen de llegar al corazón de los jóvenes. Después de ver «Love» solo puedo felicitarles de nuevo por su manera de trabajar. ¡Gracias! @amparolatre