Aleteia logoAleteia logoAleteia
sábado 20 abril |
Santa Inés de Montepulciano
Aleteia logo

De “Rodríguez”: Primeras verdades

20160708_181930_resized-1.jpg

Amparo Latre Gorbe - publicado el 08/07/16

Estoy de “Rodríguez” desde hace unas horas. No sé cuándo fue la última vez que me quedé sola, pero hace más de una década seguro y tengo que decir que no echo de menos a nadie. Esta es la primera verdad verdadera. No es muy políticamente correcto decir esto; podría decir que estoy llorando por las esquinas, pero no es cierto.

Quizás porque sé que todos mis tesoros están disfrutando. Otro gallo cantaría si alguno de ellos estuviera enfermo o sufriendo por algo y yo no pudiera estar cerca.

Pero no, mis chicas están con los abuelos a remojo todo el día y afónicas de tanto cantar. Ellos están preparando una jornada de trabajo, pero sin que esto les impida disfrutar de la naturaleza o de una cenita estupenda a orillas del mar, mientras arreglan el mundo.

20160708_181930_resized (1)

Y como si ellos están bien, yo también lo estoy, pues todos contentos. Creo sinceramente que un poco de distancia nos viene bien a todos. Las familias numerosas tienen muchas cosas positivas, no seré yo quien diga lo contrario, pero siempre hay ruido y tensiones. Y hay momentos en los que esto pesa, por eso, descansar los unos de los otros cuando es posible, sienta de maravilla. Para así retomar después la convivencia con más ganas.

Lo primero que he hecho al llegar a casa es disfrutar del silencio y vencer el calorazo con una cervecita con limón y unos gusanitos. Insuperable. Soñaba con la estampa desde primera hora de la mañana. Las dos becarias que han venido este año se reían cuando he anunciado mi plan como si de una gran hazaña se tratara. Pero la otra madre que había presente en ese instante ha sentenciado: “con qué poco nos conformamos, ¿eh?”

Poco o mucho, según se mire, pero sí. Mi ratito de silencio comiéndome los gusanitos mientras dejaba la mente en blanco ha sido muy relajante. Luego he vuelto a llenar mi pensamiento de unos cuantos asuntos que tenía aparcados en la recámara por este acelere que siempre acompaña al final de curso.

El primero, la decisión de una familia del colegio de mis hijos que ha decidido pasar los meses de julio y agosto en Ecuador, con otras familias de un colegio de la misma congregación, que quedó destruido a causa de los terremotos del pasado mes de abril. Se dice pronto, pero detrás hay un proceso de discernimiento serio en el que, entre otras cosas han tenido que formarse para ello. Se va el matrimonio con los tres hijos, el mayor de 12 años, a vivir el día a día con personas a las que no conocen de nada. Hoy quiero rezar por los que viajan (salían hoy) y los que acogen para que surja entre todos un sentimiento verdadero y duradero de hermandad.

El segundo asunto sobre el que mi mente necesitaba volver esta tarde, era el joven que roncaba dormido en una terraza del centro de Madrid. El chico (de unos 18 años) estaba tan borracho que se le ha caído el móvil de las manos y no podía recogerlo. Eran las doce del mediodía y por lo visto llevaba sentado bebiendo dos horas, según nos ha contado el camarero a los que nos hemos acercado a ver si necesitaba ayuda. Me ha producido una pena tremenda. No sé cuál es su historia pero me la he llevado conmigo. Y aún me ronda.

Y el tercero es el de la adolescencia que asoma la patita. He pensado en cómo “se tensa la cuerda” con demasiada frecuencia y en lo importante que es que los padres, que al fin y al cabo somos los adultos de la historia, no soltemos nuestro extremo. Lo necesitamos nosotros para no quedarnos con el mal cuerpo que te invade cuando eres consciente de que has perdido los papeles. Y lo necesitan nuestros hijos, para encontrarse a sí mismos en medio de esta confusión que les invade y que es necesaria para que vuelvan a estar en paz con ellos mismos y con el mundo que les rodea.

Pues ya lo veis; he dedicado la tarde a darle vueltas a la cabeza, mientras me acababa mi cerveza con limón. Pero como al día aún le quedan horas, voy a terminar la jornada dándome algún que otro placer. A saber: ver un informativo sin tener que explicar “los porqués de las cosas” y si el cuerpo aguanta, la película “Bajo la misma estrella”. @amparolatre

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más