No me considero una persona especialmente divertida. Más bien sosita diría yo. Sin embargo, mi marido siempre dice que le hago reír mucho por las noches.
Me explico.
En ocasiones me da por hablar y según él sin filtro ninguno. Tengo épocas en las que estoy más locuaz y otras en las que duermo como una «persona normal». Y después de una temporada con noches bastante tranquilas, parece que vuelvo a la carga.
No siempre es fácil hablar las cosas en pareja. A veces porque están los niños delante y otras porque no encuentras las palabras adecuadas para que no suene a reproche aquello que necesitas compartir. Yo no soy de quedarme «malos rollos» dentro y en épocas como ésta mi subconsciente aprovecha las noches para ponerse al día. Así que torturo a mi marido diciendo con lengua de trapo todas esas cosas que, durante la jornada, quise contar y no pude.
Pero no queda ahí la cosa. Las noches me dan para mucho. También canto, incluso desvelo alguna que otra compra navideña que no debería. En fin, un desastre.
No sé a qué se debe ni cómo podría parar este ajetreo nocturno. Para empezar intentaré cantar más por las tardes, que es algo agradable y hablaré más con mi marido de las cuitas de cada día intentando acertar con el momento elegido y también con las formas. Solo me queda una duda ¿y para no desvelar mi faceta como reina maga me dais alguna idea? Porque esto me preocupa. Todo el día devanándome los sesos para sorprender con los regalos a la gente que más quiero y resulta que por la noche, en cuanto me tiran de la lengua un poco, lo largo todo. Lo vengo diciendo últimamente. Diciembre es un mes muy estresante y eso no es bueno. @amparolatre