En la última semana hemos hablado de las diferencias entre las épocas de los abuelos y la nuestra; de cómo puede cambiarte la vida -o no- si te toca la lotería y de dónde hemos viajado durante los embarazos.
Son algunos de los temas de las últimas sobremesas en familia, que nos han dado mucho juego.
Comer en familia es algo muy nuestro, muy mediterráneo y deberíamos cultivarlo, porque la mesa es un lugar estupendo, no solo para partir el pan, sino para compartir la vida.
En una casa con niños pequeños el desayuno puede ser muy estresante si son de los que comen despacio. Si tienes hijos de distintas edades lo que sucede a primera hora del día es que es casi imposible que los horarios coincidan. A mediodía lo más habitual es que nadie coma en casa. Con lo cual, solo nos queda la cena o las comidas del fin de semana para sentarnos juntos.
Un espacio privilegiado para ponernos al día, contarnos cómo nos ha ido la jornada, darnos consejos, reírnos juntos y también discutir, no lo vamos a negar. Comer en familia es cuidar, educar y celebrar.
Y no hablamos solo de comunicación. Tener hábitos saludables de alimentación durante la infancia es sentar las bases para evitar problemas de salud en la edad adulta. La dieta equilibrada, comer sentado, tener menús variados, mostrar educación también en la mesa, son asuntos importantes, que no podemos delegar en otros.
Lo repito muchas veces. Una de las grandes herencias que me han dejado mis padres son unos buenos hábitos de alimentación. Saber que en cualquier comida tiene que haber un primer plato y un segundo plato; que lo ideal es terminar con una pieza de fruta y no con un lácteo o un dulce; que hay que esperar a que todos estén sentados para empezar…
Un montón de pautas, de habilidades, de saber estar, que he ido asimilando a golpe de cuchara. Por eso cuando he visto el libro de Miriam Magallón, “Comer en familia”, me he puesto muy contenta. Me parece un acierto.
En un momento en el que todos andamos estresados y en el que parece que casi todo nos conduce a la incomunicación, este libro puede convertirse en un buen manual para padres o para profesionales que trabajen con familias y que buscan nuevas pautas para comunicarse en la mesa y tener unos patrones de alimentación más sanos. Atención a todos aquellos que aún no hayan terminado su carta a SS.MM.RR., aquí tenéis una idea estupenda. ¡Gracias a la Editorial Mensajero por este trabajo! @amparolatre