Cada día soy consciente de que mis hijos dan un toque de color a mi vida; de color intenso, bien vivo.
Por eso hoy quiero compartir con vosotros este vídeo. No dice nada nuevo, pero narra con mucha delicadeza cómo debe ser esa tarea de acompañamiento que todo padre debe hacer con sus hijos. Los ejemplos que utiliza me resultan sugerentes y la sencillez con la que refleja el riesgo de la monotonía me ha encantado.
Sin embargo, dado el caldo de cultivo para las posturas radicales, veo cierto riesgo de que el mensaje se lleve al extremo. Me explico. Creo que es importante que como padres tengamos en cuenta que tener espacios para alimentar el espíritu, para ser diferente o para luchar por nuestros sueños no está reñido con «vivir en sociedad», seguir una disciplina o pasar por todos los aros por los que hay que pasar en la vida; sin perder ni la paz ni la sonrisa. Yo he hecho muchas fichas en el colegio y no tengo ningún trauma. Y por las tardes, gracias al sacrificio de mis padres iba al conservatorio. Es fundamental que los padres tengamos una actitud que nos permita ver qué cosas hacen vibrar a nuestros hijos y favorecer que tengan todas las experiencias de este tipo que sean posibles, pero también que seamos conscientes de que la rutina no mata la creatividad. Hay tiempo para todo.
Hay niños que se adaptan mejor que otros a las pautas que marcan los profesores en aulas con veintimuchos alumnos. Pero los niños -en general, salvo aquellos que optan por alternativas como el home schoolling- tienen que ir al colegio y aprender a estar más o menos quietos y callados en aulas en las que hay más alumnos de los que sería deseable. En este contexto, la atención personalizada no siempre es posible. Sin embargo, para eso está la familia, para acompañar, escuchar y mirar, como solo los padres pueden y deben hacer.
Por eso me gusta que en el vídeo es el padre el que logra que al niño le vuelvan a brillar los ojos. Y lo consigue, no llevando al niño a su mundo de adultos, sino metiéndose en la piel de su pequeño e intentando vibrar con lo que a su hijo le llama la atención. Todo con el naranja como color común. Casualidades de la vida, el color favorito, durante mucho tiempo, de mi marido y mi hijo. @amparolatre