Un porcentaje altísimo de las anécdotas más divertidas y comprometidas de mi vida con peques se producen en medios de transporte.
Solamente las escenas que vivo con mis hijos en el metro y en el autobús darían para un blog.
Es donde se encuentran con personas de distintas edades y procedencias; con todos aquellos que intentan ganarse la vida del modo más diverso, por no hablar de las conversaciones sobre temas existenciales que surgen porque sí en un vagón de metro, con la mínima intimidad.
Hoy a mí me ha tocado hacerles a mis hijas la crónica de mis tres partos. Es algo que ya he hecho mil veces, pero hoy pedían otro enfoque. ¿Cuál te dolió más? ¿Por qué? ¿Por dónde entra la anestesia? ¿Me puedes enseñar la cicatriz de los puntos? ¿Tenías miedo de que me llevaran a la incubadora?
Uf.
Como pasa siempre la gente de alrededor deja incluso de mirar al móvil, porque somos mucho más divertidas nosotras claro.
Pero el foco no siempre somos nosotras. Hace unos días un pasajero se acercó a una mamá a preguntarle sobre como llegar a una dirección. Al terminar la conversación, la niña de unos 4 años soltó la perla del día:
- “¿De dónde es ese chico?”
- “Yo creo que de África.
- “¡Mamáaaa que se nos ha olvidado darle comida!”
La escena de esta chiquilla me ha hecho pensar mucho en la imagen de África que damos a los niños. Si a los tres o cuatro años ya tienen una imagen de África relacionada con la pobreza o la necesidad es como para hacérnoslo mirar.
La reacción es de lo más lógica porque es la misma imagen que tenemos los adultos. Pocos pensamos en África en clave de posibilidad, creatividad, valores, familias grandes, mujeres bellas y elegantes o sonrisas preciosas. Así que ¿cómo van a hacerlo los más pequeños?
Por otra parte enternece el impulso de la niña para ayudar a quien ella piensa que necesita ayuda. Me quedo con esto que es lo que me ayuda a zanjar el tema con esperanza. Y me quedo con la idea para trabajar con los míos, de todo lo positivo y constructivo que tiene el continente negro.
La de retos interesantes que surgen de las perlas cargadas de sentido que los niños sueltan en cualquier lugar y a cualquier hora. @amparolatre