La crianza es uno de los mayores retos de la vida. Muchos padres desean formar hijos responsables, respetuosos y capaces de enfrentarse al mundo. Sin embargo, en ese esfuerzo, a veces se puede cruzar la línea entre poner límites saludables y ejercer una disciplina demasiado rígida. Ser consciente de este equilibrio es clave para fomentar una relación sana y afectuosa con los hijos sin ser demasiado duro.
Por lo tanto, vale la pena observar no solo el comportamiento de nuestros hijos, sino también la manera en la que los reprendemos, los cuidamos y la forma en la que les hablamos.
¿Conviene ser exigente en la crianza de los hijos?

Sabemos que la mayoría de los niños son inquietos y en ocasiones cuesta trabajo poner orden y hacer que entiendan a la primera. Sin embargo el ser demasiado estrictos en la crianza podría traer efectos muy diferentes a los que buscamos.
Ser demasiado duro con los hijos puede ocasionar ansiedad, baja autoestima e inseguridad emocional en los pequeños, especialmente al crecer.
Esto no significa que tengamos que bajar la guardia al criar y poner límites a los hijos, sino más bien, ser claros y objetivos con la educación y crianza responsable.
Señales de dureza hacia tus hijos
1Esperas perfección y no toleras los errores
Si te frustras con facilidad cuando tu hijo comete errores o no cumple con tus expectativas, es posible que tus estándares sean demasiado altos. Los niños necesitan espacio para equivocarse y aprender.
2Usas el miedo más que el diálogo
Cuando las reglas se imponen sin explicaciones o con amenazas ("porque lo digo yo"), el niño puede obedecer por temor, no por comprensión. Esto puede dañar su autoestima y su capacidad de autorregularse.
3No validas las emociones de tu hijo
Si utilizas con frecuencia frases como "no llores", "no exageres" o "eso no es nada" invalida lo que siente tu hijo. La dureza emocional puede ser tan dañina como la física.
4Hay una relación meramente de disciplina
Si la mayor parte de tus interacciones con tu hijo son correcciones o castigos, y hay poco juego, conversación o afecto, es señal de un desequilibrio.
5Tienes un sentimiento de culpa
Los padres duros a menudo experimentan culpa después de castigar o gritar. Esa sensación puede ser una señal de que tus métodos no están alineados con tus valores.

¿Cómo encontrar un equilibrio en la crianza?
Seguro que ahora puedes preguntarte cuál es la clave para lograr una correcta crianza, sin sentirte culpable pero sin bajar la guardia especialmente cuando se trata de fijar límites y reglas. Aquí te compartimos algunos puntos de partida.
1Sé firme pero empático
La disciplina no significa rigidez, sino enseñar con respeto. Explica las razones detrás de las reglas y escucha su punto de vista.
2Reemplaza los castigos por consecuencias reales y lógicas
Por ejemplo: si no recoge sus juguetes, pierde el privilegio de usarlos por un tiempo. Eso enseña responsabilidad sin humillación.
3Elogia el esfuerzo, no solo los resultados

Esto fomenta la motivación interna y la resiliencia. Cuando tu hijo logre cumplicr con ciertas metas o hacer las cosas correctamente, valora su esfuerzo, de modo que se de cuenta que notas sus empeños.
4Que al educar tu fundamento sea el amor
Se pueden fijar límites y educar con amor, muchas veces lo que necesita tu hijo es ser tomado en cuenta y a su vez tratarlo con cariño, la base de todo siempre debe ser el amor.
5Reflexiona e implementa estrategias de crianza
Nadie nace con un manual sobre cómo educar a los hijos, por lo que habrá ocasiones en las que puedas cometer uno que otro error o quizás el método que estás aplicando no está funcionando del todo bien, por lo que se vale cambiar de estrategía.











