Este sábado 1 de noviembre, el Papa León XIV nombrará oficialmente a san John Henry Newman Doctor de la Iglesia.
Newman nació en Inglaterra, hace más de 200 años. Fue un importante teólogo, académico y escritor que se convirtió a la fe católica después de ser ordenado presbítero anglicano.
A lo largo de los años, Newman aportó grandes avances en el campo de la educación y la Teología; sin embargo, uno de sus sermones más reconocidos gira en torno a la caballerosidad y la vivencia de las virtudes en los hombres.
¿Caballerosidad o santidad?

En Idea de una Universidad, el cardenal John Henry Newman ofrece una definición del concepto de caballero que Aleteia resume en cuatro puntos:
1Nunca inflige dolor
“El verdadero caballero… evita cuidadosamente todo aquello que pueda causar una conmoción o un sobresalto en las mentes de aquellos con quienes se encuentra; todo choque de opiniones o colisión de sentimientos, toda restricción, sospecha, tristeza o resentimiento; su mayor preocupación es que todos se sientan cómodos y como en casa”.
2Está pendiente de todos sus acompañantes
“Es tierno con los tímidos, amable con los distantes y misericordioso con los absurdos; recuerda con quién está hablando; evita alusiones inoportunas o temas que puedan irritar; rara vez acapara la atención en la conversación y nunca resulta tedioso”.
3No es egoísta
"Minimiza los favores mientras los concede y parece recibir cuando los otorga. Nunca habla de sí mismo salvo cuando se ve obligado, jamás se defiende con una simple réplica, no tolera calumnias ni chismes, es escrupuloso al atribuir motivos a quienes se entrometen en su vida e interpreta todo de la mejor manera…"
4Paciente y resignado
“Tiene demasiado buen juicio para ofenderse por los insultos, está demasiado ocupado para recordar las ofensas y es demasiado indolente para guardar rencor. Es paciente, tolerante y resignado, por principios filosóficos; se somete al dolor, porque es inevitable; a la pérdida, porque es irreparable; y a la muerte, porque es su destino. Si se enfrasca en alguna controversia, su intelecto disciplinado lo preserva del error”.
A pesar de que las virtudes mencionadas por el Doctor de la Iglesia se dirigen a cualquier hombre laico que busca ser un caballero, son en realidad, un camino de vida para que el varón alcance la santidad; una guía con la que los católicos pueden vivir su esencia masculina de manera plena y orientada al servicio y la caridad.











