Muchas personas, al iniciar una relación amorosa, tienden (consciente o inconscientemente) a dejar de lado a sus amistades, de modo que dedican todo el tiempo únicamente a su pareja, mientras que poco a poco van descuidando a sus amistades.
Y aunque la pareja pasa a convertirse en una importante prioridad, no significa que hay que olvidarse de aquellas personas a las que apreciamos y nos aprecian también. Por lo tanto, es importante tener un punto medio, en donde cuidemos de todas nuestras relaciones intrapersonales.
¿Por qué sucede esto?

Contar con un círculo amistoso es vital para el desarrollo humano, pero cuando iniciamos una relación amorosa aparecen las llamadas "hormonas del amor", mismas que nos hacen experimentar sensaciones tanto físicas como emocionales.
Richard Schwartz, profesor de Harvard Medical School, señala que uno de los primeros síntomas del enamoramiento es la elevación del cortisol en el cuerpo, lo que provoca que el corazón se acelere y aparezcan las típicas mariposas en el estómago.
Gracias a esto, centramos toda nuestra atención en esa persona especial, olvidándonos de los demás y descuidando algunas otras áreas de nuestra vida.

Las amistades antes y después de una relación
Las amistades que construimos a lo largo de nuestra vida, forman parte de nuestro bienestar e identidad personal, convirtiéndose en una importante red de apoyo. Por ello, no debemos descuidar ni alejarnos de nuestras amistades.
Mantener las amistades, incluso después de haber iniciado una relación, trae consigo multiples beneficios, pues ellos por elección nuestra nos han acompañado en diferentes etapas de nuestra vida y están ahí para nosotros.
Aquí una serie de beneficios:
- Bienestar emocional: amigos ofrecen perspectivas distintas y espacios de relajación.
- Salud mental: las amistades actúan como "colchón afectivo" ante los altibajos.
- Parejas más sanas: al tener redes externas, cada persona mantiene su autonomía y equilibrio.
Cómo equilibrar pareja y amistades
1Establecer límites y tiempos para cada vínculo
Cada relación, ya sea de pareja o de amistad, necesita su propio espacio. El problema surge cuando uno empieza a invadir el terreno del otro. Mantener límites claros implica organizar el tiempo de manera justa y consciente.

2Integrar ocasionalmente los dos mundos
No se trata de que tus amigos y tu pareja estén juntos todo el tiempo, sino de crear momentos de convivencia natural en los que ambos mundos se conozcan y se respeten.
3Fomentar la confianza mutua

En algunas relaciones, una de las partes puede sentirse desplazada o insegura cuando el otro pasa tiempo con sus amigos. La confianza es la base para que ambos puedan disfrutar de su vida social sin miedo o desconfianza.
4Respetar el espacio individual como un valor dentro de la relación
Además del tiempo con la pareja o los amigos, también es vital tener espacios personales: momentos para uno mismo, sin compañía. Este "tercer espacio" (ni pareja ni amigos) fortalece la independencia emocional.
Amar no significa aislarse, sino crecer acompañados. Mantener las amistades vivas mientras se construye una relación de pareja es un acto de madurez emocional: nos recuerda que el amor se expande cuando se comparte, no cuando se encierra.











