Al tratarse del primer escrito del Papa se puede tomar como un documento programático, una hoja de ruta que nos muestra el camino de su pontificado. Con estilo directo, pastoral y profundamente teológico, el Santo Padre retoma la herencia espiritual del Papa Francisco —quien adelantó este documento— y la lleva al terreno concreto de la Doctrina Social de la Iglesia.
En entrevista con el Mtro. Arnold Jiménez Ramírez, Master en Doctrina Social de la Iglesia por la Pontificia Universidad de Salamanca y Coordinador de Participación Ciudadana de la Arquidiócesis de Guadalajara, nos comparte su visión de este nuevo documento magisterial.
El Mtro. Arnold comparte con agrado que el camino y programa pontifical del Papa, sea hacia los pobres y contenga una mirada social: El corazón del mensaje: Dios ha amado primero a los pobres. Y es que la carta, inspirada en el Apocalipsis (“Te he amado”) y en el Magníficat, parte de una verdad desarmante: Dios ama con predilección a los pobres.
Amarlos no es una opción ética, sino un acto de fidelidad a Cristo. León XIV recuerda que el amor de Dios se hace visible en el rostro de los últimos y que, sin amar al pobre, no se puede amar realmente al Señor.
Aleteia: ¿Por qué el Papa centra el amor, específicamente hacia los pobres, como punto de partida?
Mtro. Arnold: Dilexi te se inserta con coherencia en el desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia: de Rerum Novarum (León XIII) y Populorum Progressio (Pablo VI) a Evangelii Gaudium y Fratelli Tutti (Francisco).
Cada época ha traducido el amor cristiano en respuesta concreta al sufrimiento humano.
Hoy, León XIV invita a “recuperar la ternura como forma social de la caridad”, recordando que toda transformación comienza por el amor.
La cristología del documento es clara: Cristo eligió la pobreza como forma de revelación.
El Papa insiste en que el pobre no es objeto de compasión, sino sujeto de fe: “Parte esencial del cuerpo vivo de la Iglesia” (n. 39).
El Papa afirma que “el amor es la energía que sostiene toda justicia”. ¿Cómo dialoga esto con los principios de la DSI?
Una de las afirmaciones más poderosas del texto es esta: la pobreza no es solo una condición social, sino una categoría teológica. Dios se revela en el rostro de los humildes, y rechazarlos equivale a rechazar a Cristo mismo.
León XIV escribe: “El pobre no es un apéndice, sino parte esencial del cuerpo vivo de la Iglesia” (n. 39).
Por eso, la Iglesia —añade— solo será plenamente esposa de Cristo cuanto sea también hermana de los pobres; cuando camine con ellos y desde ellos.
Más que una opción pastoral, es una conversión estructural: la Iglesia que sirve, no la que domina; la Iglesia que comparte, no la que acumula.
En Dilexi te, el Papa denuncia la “cultura del descarte afectivo”, donde incluso los vínculos humanos se vuelven desechables. ¿Cómo ilumina este concepto los desafíos actuales de familia, migración, trabajo y pobreza?
León XIV no rehúye el análisis social. Su mirada es la de un pastor que conoce la realidad global: denuncia la cultura del descarte, la meritocracia sin compasión, la feminización de la pobreza y la indiferencia digital que anestesia el alma ante las realidades sociales más desafiantes.
Todavía persiste —advierte— una cultura que descarta a los demás sin advertirlo siquiera” (n. 11). Sus palabras resuenan como un eco de Francisco, pero con un tono más contemplativo y esperanzador. El Papa invita a los cristianos a mirar el mundo con compasión y no con cálculo.
¿Cuáles podrían ser los desafíos pastorales o eclesiales para vivir realmente el espíritu de Dilexi te?
En medio de las tensiones de la economía, la política y las ideologías, Dilexi te ofrece una clave profundamente espiritual: la caridad como criterio del verdadero culto.
No basta con rezar —dice el Papa— si la oración no se convierte en ternura concreta.
“La caridad no es una vía opcional, sino el criterio del verdadero culto” (n. 42). Es una síntesis entre Laudato Si’ y Evangelii Gaudium: la fe que se arrodilla ante Cristo y se levanta para servir.
Finalmente, ¿qué mensaje dejarías a quienes quieren vivir la Doctrina Social no desde el deber, sino desde el amor?
Dilexi te no es solo una exhortación pontificia. Es una invitación a la conversión del corazón, una síntesis viva entre contemplación y compromiso, entre fe y justicia, entre misericordia y profecía.
El Papa León XIV recuerda que la Iglesia no puede ser indiferente al sufrimiento del mundo: su misión es amar, acompañar y sanar.
En un tiempo marcado por la división, el consumismo y la soledad, su voz resuena como una oración:
“Amar como Cristo es mirar a los pobres no desde arriba, sino de rodillas”.











