Dilexi te ("Te he amado"), este es el título de la primera exhortación apostólica del Papa León XIV, publicada el 9 de octubre de 2025. Elegido el 8 de mayo, el pontífice peruano-estadounidense asume plenamente el legado del Papa Francisco al firmar un texto de 121 párrafos sobre el "amor a los pobres". Convirtiendo la atención a los pobres en la brújula de la Iglesia Católica, el Papa llama a los cristianos a vivir la caridad en su vida diaria, a rechazar las ideologías que conducen a la inacción o perpetúan una "economía que mata" y a denunciar las "estructuras de injusticia". Siguiendo los pasos de su predecesor, quien inició la redacción de esta exhortación, León XIV reitera su mensaje a favor de los migrantes, las mujeres maltratadas, los presos y la educación de los pobres.
Ya sea a través de vuestro trabajo, de vuestra lucha por cambiar estructuras sociales injustas, o incluso a través de este gesto de ayuda sencillo, personalísimo y cercano, este pobre podrá sentir que las palabras de Jesús se dirigen a él: “Te he amado”. Esta es la conclusión de la primera exhortación del Papa León XIV, un texto de gran autoridad magisterial, pero simbólicamente corto, incluso de la encíclica.
En los últimos meses de su vida, el Papa Francisco se dedicó a escribir esta profesión de fe, exhortando a los cristianos a amar a los pobres y a ver en ellos el rostro de Dios. A lo largo de Dilexi te, se siente la huella del argentino. Hasta el punto de dar a los lectores la impresión de leer el testamento de un Papa que, como recuerda León XIV, recibió la recomendación del cardenal brasileño Claudio Hummes el día de su elección en 2013: "¡No te olvides de los pobres!". El nuevo pontífice también confiesa que solo ha añadido "algunas reflexiones" al documento que "recibió como legado".
Con Francisco, León XIV pretende compartir con "todos los cristianos" una convicción: "No se puede amar a Dios sin extender el amor a los pobres". Este estribillo se repite a lo largo de las páginas de este extenso texto dividido en cinco capítulos. "La realidad es que, para los cristianos, los pobres no son una categoría sociológica, sino la carne misma de Cristo", insiste, tras haber escrito anteriormente que es necesario que el cristiano se deje "evangelizar por los pobres", en quienes se revela "la misteriosa sabiduría de Dios".
Si el Papa argentino había establecido a los pobres como guía para la Iglesia, la exhortación se toma el tiempo para recordar que toda la historia de la Iglesia está animada por este llamado. El texto firmado por León XIV el 4 de octubre, festividad de san Francisco de Asís, convoca así los Evangelios, los Padres de la Iglesia, los grandes santos reformadores, la Doctrina Social de la Iglesia, las enseñanzas del Concilio Vaticano II y las de los últimos papas para justificar que "la gran Tradición de la Iglesia" siempre ha vivido de la preocupación por los pobres y gracias a ellos. "El amor a los pobres [...] es la garantía evangélica de una Iglesia fiel al corazón de Dios", insiste León XIV, marcado él mismo por su experiencia como misionero y obispo en Perú, donde la pobreza es una realidad generalizada.
En esta demostración bien razonada, el Papa León XIV define la pobreza —material, cultural, espiritual y moral— que aflige al mundo y exige una transformación de mentalidades. Así como Francisco se indignó en 2015 por la muerte del pequeño Aylan Kurdi en una playa turca, León XIV denuncia un mundo que relega, por ejemplo, la terrible experiencia de los migrantes a la categoría de noticia marginal. La suerte de las mujeres también encuentra cabida en el pensamiento del Papa, quien recuerda que son doblemente pobres. Sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia porque, a menudo, se encuentran con menos oportunidades para defender sus derechos, lamenta.
Los cuatro llamamientos de León XIV
Más allá de la continuidad con Francisco que León XIV desea asumir, Dilexi Te pretende reactivar los grandes llamamientos de la Iglesia a un compromiso total del cristiano en su vida cotidiana, por ejemplo, mediante la limosna, y en los asuntos de la ciudad. La agencia I.MEDIA analiza con más detalle cuatro llamamientos de León XIV en el primer texto importante de su pontificado.

1 | La llamada al compromiso diario y a la limosna
Ante una cultura que tolera con indiferencia que millones de personas mueran de hambre o sobrevivan en condiciones indignas de la humanidad, León XIV se muestra profundamente preocupado por las nuevas formas de pobreza, a veces más sutiles y peligrosas, y por la insuficiencia de los esfuerzos para erradicarlas. Reta especialmente a los cristianos, asegurándoles que olvidarse de los pobres sería abandonar la corriente viva de la Iglesia.
El cuidado de los pobres es "el corazón ardiente de la misión eclesial", insiste. El pontífice confronta a los cristianos con su responsabilidad, haciendo del amor al prójimo "la prueba tangible" de la autenticidad del amor a Dios. El anuncio del Evangelio, advierte también, no es creíble si no se traduce en hechos.
En cuanto al compromiso personal, León XIV dedica gran parte de su texto a la limosna, deseando restituirle su nobleza a este gesto a veces despreciado. Si bien reconoce que no será la solución a la pobreza del mundo, exhorta a los cristianos a no renunciar a ella porque "siempre será mejor hacer algo que no hacer nada". La limosna, nos asegura, nos permite no quedarnos en el mundo de las ideas y representa un momento de encuentro e identificación con la condición de los demás. Y añade: "En cualquier caso, nos llegará al corazón".
De manera más radical, el líder de la Iglesia Católica rinde homenaje a todos aquellos que han elegido vivir entre los pobres, y no solo en visitas ocasionales de caridad. Esta opción de vida es una de las "formas más elevadas de vida evangélica", según él.
2 | El llamado a rechazar las ideologías mundanas y las falsas excusas
Dilexi Te desenmascara diversas ideologías y orientaciones políticas y económicas que influyen en los cristianos y los llevan a la inacción ante la pobreza. El texto denuncia en particular la tendencia a disociar la proclamación de la fe del compromiso social, delegando esta tarea en los gobiernos.
León XIV también ataca las justificaciones pseudocientíficas del libre mercado, que esperan que las fuerzas invisibles del mercado lo resuelvan todo. "La dignidad de toda persona humana debe ser respetada ahora, no mañana", afirma en referencia a estas teorías económicas.
La exhortación también aborda una visión distorsionada de la meritocracia, que cree que la mayoría de los pobres lo son por falta de mérito personal. Para el 267.º Papa, es una crueldad afirmar que la pobreza es una elección deliberada o el resultado de la pereza.
El sucesor de Pedro también se opone a la pastoral reservada a las élites, criticando a los católicos que creen que "en lugar de perder el tiempo con los pobres, es mejor ocuparse de los ricos, los poderosos y los profesionales para que a través de ellos se puedan lograr soluciones más efectivas". En realidad, advierte, haciéndose eco de las palabras de su predecesor Francisco, cualquier comunidad eclesial que descuide a los pobres "corre el riesgo de desintegrarse" y ser "dominada por la mundanidad espiritual, disfrazada de prácticas religiosas, con reuniones infructuosas y discursos vacíos".
3 | El llamado a transformar las estructuras sociales injustas
En Dilexi te , León XIV hace una dura evaluación de una sociedad "enferma", encerrada en sí misma, donde cada uno se encierra en sus propias necesidades y prefiere no preocuparse por el sufrimiento ajeno. Tras este diagnóstico, el Papa destaca las "estructuras de injusticia" y el "pecado social" que, según él, permean los sistemas económicos, sociales y culturales.
El Papa se dirige entonces a las conciencias: "¿Son menos valiosos como seres humanos quienes nacen con menos posibilidades, o deberían conformarse con simplemente sobrevivir?", pregunta. La respuesta a esta pregunta, escribe, "determina el valor de nuestras sociedades y, por lo tanto, nuestro futuro". Y añade: "O recuperamos nuestra dignidad moral y espiritual, o caemos en un pozo de inmundicia".
Insta a los fieles católicos a hacer oír "una voz que despierta, que denuncia, que incluso se expone al riesgo de ser considerada 'idiota'". La religión cristiana "no puede limitarse a la esfera privada como si no tuviera que preocuparse por los problemas que afectan a la sociedad civil", insiste el pontífice. Para destruir las estructuras de injusticia, enumera herramientas, citando "la fuerza del bien", pero también "la ayuda de la ciencia y la tecnología" y "el desarrollo de políticas eficaces".
El líder de la Iglesia Católica también enumera varias prioridades de acción concreta a lo largo de su texto. En particular, anima a promover el acceso a la educación para los grupos sociales desfavorecidos, recordando que "no es un favor, sino un deber". Fomenta el trabajo en el ámbito laboral, considerando que ayudar a encontrar un buen trabajo representa la ayuda más importante para una persona pobre. Y aboga por la atención al medio ambiente y la urbanización, mejorando la calidad de los espacios, las viviendas y las ciudades donde viven y transitan los pobres.
4 | La llamada a releer la historia de la Iglesia: desde Jesús hasta hoy
El núcleo de la exhortación apostólica es una rica reflexión sobre las raíces bíblicas e históricas de la "opción preferencial por los pobres". Este concepto, revivido en Sudamérica y promovido por Francisco, afirma que Dios presta especial atención a los pobres, invitando a la Iglesia a una «opción decisiva y radical a favor de los más débiles».
León XIV relee el Antiguo y el Nuevo Testamento para mostrar que la pobreza afecta "todos los aspectos" de la vida de Jesús, el verdadero "Mesías pobre". Nacido en un pesebre, hijo de un carpintero, cercano a los marginados y a los enfermos, Cristo enseña que "no se puede amar a Dios sin extender el amor a los pobres".
El Obispo de Roma recuerda entonces la participación en las primeras comunidades cristianas, "un ejemplo a imitar", y recorre dos milenios de historia marcados por monjes, monjas y laicos que sirvieron a los humildes, los cuidaron, los liberaron, los educaron y los acompañaron. Citando a León XIII y la Doctrina Social de la Iglesia, el Concilio Vaticano II, Juan Pablo II, Benedicto XVI y la Conferencia de Aparecida, destaca el "camino ininterrumpido de la Iglesia" junto a los pobres.
Invita a los fieles a unirse a "este río de luz y vida que brota del reconocimiento de Cristo en el rostro de los necesitados". Finalmente, destaca la "sabiduría" de los pobres, fruto de su "vida al límite", que los hace particularmente capaces de conversión. "Los pobres no son una categoría sociológica", concluye, sino "la carne misma de Cristo".











