Soledad, duelo,… tantos sufrimientos pueden llenar de tristeza nuestro corazón. Pero Dios puede darnos consuelo de mil maneras. ¡Solo tenemos que pedírselo en la oración!
Puedes hacerlo con esta sencilla oración de san Benito José Labre. Este vagabundo familiarizado con el rechazo y la pobreza, no dudó en rezar con sencillez a sus padres del cielo.
En esta oración pide consolación y las cosas concretas que creía necesitar. Haz tuyas su confianza y su humildad para expresar lo que necesitas a quien verdaderamente te puede ayudar.
Oración

Bajo el cielo
Nacido en el norte de Francia, en el siglo XVIII, Benito José pasó los últimos seis años de su vida viviendo en la calle.
Tuvo varios intentos fallidos de convertirse en monje contemplativo, pero “solo” logró ser peregrino a cielo abierto, llegando a caminar 30 mil kilómetros.
“Es el patrón de los peregrinos, captaires - o mendigos -, transeúntes, personas sin techo y con problemas mentales”, escribe el benedictino Bernabé Dalmau en una breve biografía de este peculiar santo.
Y añade que “como abogado nuestro, nos ayuda a asumir los fracasos, las debilidades, las imperfecciones e incluso las rarezas”.
Oración de los tres corazones
La herencia espiritual de Benito José incluye otras bellas plegarias, entre ellas la conocida como Oración de los tres corazones:
"Dios mío, concédeme para amarte tres corazones en uno solo.
El primero para Ti, puro y ardiente como una llama,
que me mantenga constantemente en tu presencia
y me haga desear hablar de Ti, actuar para Ti
y sobre todo acoger con paciencia las pruebas que vendrán
y que tendré que superar en el transcurso de mi vida.El segundo, tierno y fraterno con el prójimo,
que me lleve a apagar su sed espiritual
transmitiéndole tu Palabra, siendo tu testimonio y rezando por él.
Que este corazón sea bueno para los que se alejan de Ti,
y aún más si me rechazan, se alce hacia Ti implorando
que los ilumines para que consigan liberarse de las redes del cazador;
que esté finalmente lleno de compasión
por aquellos y aquellas que han salido de este mundo
con la esperanza de verte cara a cara.El tercero, de bronce, riguroso conmigo mismo,
haciéndome salir vencedor de las trampas de la carne,
me guardará de todo amor propio,
me liberará de la tozudez,
me impulsará a la abstinencia
y me incitará a desconfiar del pecado.Porque sé que cuanto más domine las seducciones de la naturaleza,
más grande será la felicidad con la que me saciarás en la eternidad".











