“Me dirijo en particular a la Iglesia europea: hoy se necesita un nuevo impulso misionero”, declaró el Papa León XIV con motivo de la Misa por los Jubileos de los Misioneros y los Migrantes, celebrada en la Plaza de San Pedro el 5 de octubre de 2025. Anunció una “nueva era misionera en la historia de la Iglesia” que pedirá a los cristianos “quedarse para anunciar a Cristo mediante la acogida, la compasión y la solidaridad” en lugar de irse al extranjero, e instó a no ceder a “la frialdad de la indiferencia [y] al estigma de la discriminación” hacia los migrantes.
Las decenas de miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro este domingo tuvieron que sacar sus paraguas para asistir a la Misa presidida por el pontífice. Muchos de ellos participaban en el Jubileo de los Migrantes y el Jubileo de los Misioneros, dos eventos del Año Santo que se celebran en Roma este fin de semana.
"Toda la Iglesia es misionera", insistió el líder de la Iglesia católica en su homilía, basándose en gran medida en Evangelii Gaudium (2013), la primera exhortación apostólica de su predecesor Francisco. Señaló cómo tanto los misioneros como los migrantes se enfrentaban a menudo a los "oscuros escenarios" de las periferias del mundo, incluida la guerra.
Ante tal brutalidad, el pontífice recordó el clamor de quienes sufren y se preguntan por qué Dios no interviene, citando a Benedicto XVI, quien, al regresar de una visita a Auschwitz, habló de un silencio divino que "desgarra el alma". Sin embargo, León XIV afirmó que el Señor anuncia "que todo esto tendrá un fin" y que existe "otra posibilidad de vida y salvación" para quienes tienen fe.
El Papa explicó cómo la fe puede ayudar no solo a resistir el mal perseverando en el bien, sino también a transformar la existencia del creyente para convertirlo en un "instrumento de salvación". "La fe no se impone con poder ni de forma extraordinaria", insistió, describiéndola como una fuerza "silenciosa y aparentemente ineficaz". Sin embargo, la salvación "crece lentamente a medida que nos convertimos en 'siervos inútiles'", aseguró León XIV, viendo en esto la raíz de toda vocación misionera.
"Hoy comienza una nueva era misionera en la historia de la Iglesia", anunció el Papa. Consideró que la visión de la misión asociada con ir a tierras lejanas estaba obsoleta "porque la pobreza, el sufrimiento y el deseo de una mayor esperanza son lo que nos llega". Por lo tanto, el pontífice animó a los misioneros a "permanecer para anunciar a Cristo mediante la acogida, la compasión y la solidaridad".

Migrantes: “¡Siempre sois bienvenidos!”
El Papa destacó especialmente la difícil situación de los migrantes, invitando a los cristianos a mirarlos a la cara y no refugiarse en la comodidad de nuestro individualismo. "Estas barcas que esperan encontrar un puerto seguro donde atracar, estos ojos llenos de angustia y esperanza que buscan tierra firme donde atracar, ¡no pueden ni deben encontrarse con la frialdad de la indiferencia ni con el estigma de la discriminación!", exclamó.
"¡Sean siempre bienvenidos!", aseguró el Papa a los migrantes, defendiendo su derecho a permanecer en sus países sin ser víctimas de violencia. Expresó su esperanza de que encontraran el rostro acogedor de Dios en los misioneros que encontrarían.
Más cooperación y vocaciones
El Papa alentó entonces la "cooperación misionera" entre las Iglesias, describiendo la presencia de cristianos del Sur como una "oportunidad" capaz de fomentar "un cristianismo más abierto, vibrante y dinámico" en los países occidentales. También pidió a todo misionero que vaya al extranjero "que viva con sagrado respeto las culturas que encuentre".
El Papa, exmisionero en Perú, hizo un llamado a fomentar más vocaciones misioneras, elogiando su belleza e importancia. "Me dirijo en particular a la Iglesia europea: hoy se necesita un nuevo impulso misionero de laicos, religiosos y sacerdotes que presten su servicio en tierras de misión", insistió. Dirigiéndose a las Iglesias del Sur, las instó a discernir cuidadosamente las motivaciones vocacionales de quienes desean ser misioneros.











