Como seres humanos, todos deseamos la felicidad en mayor o menor medida. No queremos permanecer en la ansiedad o la depresión y anhelamos un consejo para encontrar algo que nos traiga alegría en esta tierra.
El mundo moderno nos ofrece muchas posibilidades, afirmando que si hacemos esto o aquello, seremos felices. Casi todas las empresas afirman que su producto, sea cual sea, llenará un vacío en nuestros corazones.
Sin embargo, por lo general, a pesar de lo que intentamos, seguimos sintiéndonos vacíos por dentro. Nuestro corazón anhela algo más.
La verdadera felicidad
San Roberto Belarmino escribió sobre este tema en un tratado titulado Sobre la ascensión de la mente a Dios, que aparece en el Oficio de Lecturas de la Iglesia.
Explica cómo el objetivo de nuestras vidas debe consistir en estar unidos a Dios por toda la eternidad y cómo es ahí donde se puede encontrar la verdadera felicidad:
"Si eres sabio, entonces, sabe que has sido creado para la gloria de Dios y tu propia salvación eterna. Esta es tu meta; este es el centro de tu vida; este es el tesoro de tu corazón. Si alcanzas esta meta, encontrarás la felicidad. Si no la alcanzas, encontrarás la miseria".
Belarmino no se detiene ahí. Continúa ofreciendo algunos consejos concretos sobre cómo alcanzar este objetivo de la felicidad:
"Que consideres verdaderamente bueno todo lo que te acerque a tu objetivo y verdaderamente malo todo lo que te aleje de él. La prosperidad y la adversidad, la riqueza y la pobreza, la salud y la enfermedad, los honores y las humillaciones, la vida y la muerte, en la mente del sabio, no deben buscarse por sí mismas, ni evitarse por sí mismas. Pero si contribuyen a la gloria de Dios y a tu felicidad eterna, entonces son buenas y deben buscarse. Si te alejan de ello, son malas y deben evitarse".
Es una sencilla prueba de fuego para nuestras vidas. Debemos examinar cuidadosamente todo lo que hacemos y discernir si nos acerca a Dios o nos aleja de Él.
Es importante pensar críticamente sobre cada aspecto de nuestras vidas y examinarlo desde esta perspectiva. Por ejemplo, podríamos preguntarnos: "¿Mi uso de las redes sociales me acerca a Dios o me aleja de Él?"
También podríamos preguntarnos: "¿Mis amigos me animan con conversaciones positivas o me desaniman con comentarios ofensivos en los que critican sobre lo que hacen mal los demás?"
Incluso las películas, los programas de televisión o los libros que consumimos deben ser analizados con una mirada crítica.
Belarmino nos insta a hacer todo lo necesario en nuestras vidas para mantenernos en el camino hacia Dios, tomando buenas decisiones que contribuyan a una felicidad verdadera y duradera.











