Es una parroquia universitaria con características de excepción y cualidades únicas en América Latina. Consagrada al Divino Maestro y encomendada a la maternal protección de la Virgen María, tiene la particularidad de ser la única de Venezuela ubicada en una casa de estudios superiores que brinda los siete sacramentos de la Iglesia Católica.
No es una capellanía y tampoco dispone únicamente de capilla. Se trata de una parroquia formal, aunque con elementos exclusivos por haber nacido en el interior de una entidad académica: la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET).
Se fundó en tierras venezolanas, prácticamente en zona de frontera con Colombia, hace ya tres décadas. Cuenta con un discreto oratorio, pero también con una iglesia ecológica nacida entre árboles, con bancas al aire libre en medio de un parque; por ahora, en espera de ser próximamente rehabilitada.
En su pequeño oratorio, consagrado un 12 de octubre por el obispo de la época, monseñor Marco Tulio Ramírez, se celebra Misa diaria. Además, mantiene sus puertas abiertas cada mañana, por lo que es habitual ver a estudiantes y profesores hacer un alto en sus tareas académicas para pasar a saludar.

Cultivan una profunda vocación mariana
Jóvenes y mayores encuentran en este pequeño espacio un oasis, un refugio en la presencia real del Cristo eucarístico que invita a la oración. A un costado, la imagen de la Virgen María.
A ella se encomiendan los muchachos cuando piden su intercesión para avanzar en alguna materia compleja o en tareas universitarias. También acuden para dar gracias en medio de las complicaciones, las tristezas, la frustración por un parcial difícil, o simplemente para compartir sus alegrías.

Aleteia conversó con su párroco, el padre Jesús Omar Mora Durán, quien está al frente de la institución hace menos de un año y califica la experiencia como maravillosa. Se confiesa agradecido por la comunidad parroquial y los grupos de apostolado que hacen vida activa en ella.
“Tenemos Ministerio de Música y realizamos los Talleres de Oración y Vida para jóvenes. Nos estamos alistando para una nueva edición del retiro de Emaús. También hay una equipo amplio que nos apoya en la catequesis de primera comunión y confirmación”, abunda el sacerdote.
Brindan ayuda por medio de Cáritas
Expresa con entusiasmo que tienen grupo de Emaús, Cofradía del Santísimo y una sólida estructura de Cáritas. Como resultado, pueden entregar alimentos, medicinas, ropa en perfecto estado y ayudas a estudiantes y educadores, algo que en el contexto socioeconómico venezolano tiene un impacto particularmente positivo.
Como es natural, también realizan Misa dominical. El aforo aumenta de modo considerable, pero no es problema, pues cuentan con auditorios y un teatro especialmente acondicionado.
El padre Jesús Omar Mora destaca el compromiso de las personas: “Me admiro del celo apostólico que tienen, de su participación y su deseo de gastarse y consumirse por los demás”.
“El Evangelio nos recuerda que no se enciende una luz para esconderla sino para alumbrar. Y aquí ocurre. Los laicos se encargan de todo. Lo hacen por amor a la Iglesia y la alegría del Señor. Demuestran compromiso y eso es una gran bendición”, concluyó.
Profesores y alumnos deben ser humildes
Única en su clase, la parroquia Divino Maestro de la Unet abrió sus puertas hace décadas, tiempo durante el cual ha bautizado, bendecido matrimonios; así como confirmado a cientos de muchachos y no tan muchachos en sus hermosas instalaciones.
De ello da fe el primer sacerdote que tuvo la parroquia, el padre José Laureano Ballesteros Blanco, quien recuerda que sus jóvenes han estado en muchas partes del mundo para participar en las distintas ediciones de la Jornada Mundial de la Juventud.
Algo que, sostiene, dejó ricos frutos con las posteriores misiones de evangelización lideradas por muchachos desde esa casa de estudios.
Consultado con respecto a la clave en el mensaje dirigido a la comunidad universitaria, le dijo a Aleteia que está en recordarle siempre el mensaje de Jesús a los discípulos: Lavarse los pies unos a otros: “Los maestros tienen ese hermoso desafío: tratar a los muchachos con amor y respeto. Ambos deben comportarse con un corazón humilde”.
La fórmula funciona, a juzgar por el sacerdote que lo sucedió al frente de la parroquia. Y es que además de presbítero, el padre Sergio Suárez se graduó en la misma especialidad que estudió el santo italiano Pier Giorgio Frassati: Ingeniería Mecánica, título que obtuvo en el mismo teatro donde más tarde presidiría Misa para estudiantes.

Frutos de una parroquia de puertas abiertas

Históricamente, la parroquia ha gozado del cariño de las distintas autoridades académicas y de los egresados. Incluso valoran en tono ecuménico los ricos frutos de la parroquia encomendada al Divino Maestro.
No obstante, se han tenido que adaptar a múltiples ecos de los cambios forzados por la pandemia mundial, a las limitaciones presupuestarias, a una masiva migración y también a las consecuencias derivadas de la dura realidad socio económica del país.
El flujo de la comunidad universitaria en las instalaciones de la casa de estudios ha disminuido de forma considerable, si bien los números de la matrícula se están recuperando lentamente.
Además, se suma la implementación de esquemas de formación virtual en cada vez más áreas y el impulso de una educación semi presencial que literalmente vacía las aulas. No obstante, la universidad es una casa viva de almas aferradas a Dios, donde un número importante de estudiantes se preparan ahora mismo para el sacramento de la confirmación.
Por otro lado, en medio de las angustias y tristezas, también hay una enorme solidaridad derivada de un ambiente de oración, en medio de sonrisas que transmiten ánimo y esperanza. Un entorno profundamente ecológico lleno de gente cordial en el que ciencia y fe conviven con asombrosa armonía.
¡Siempre hay espacio para Dios!
El ecosistema religioso de esta casa de estudios nació como un laboratorio en la visión pionera de un obispo. Más de tres décadas después, sobrevive a las dificultades por las que miles partieron de la nación sudamericana. Y a pesar de las complicaciones, en sus aulas se forman talentos en cuyos corazones siempre hay espacio para Dios.
Hoy, como ayer, el pequeño oratorio sigue con su angosta puerta abierta. Adentro, cada mañana hay Misa. Al final de ella, el Santísimo expuesto… ¡listo para amar y ser amado!











