“Los datos muestran que los cristianos son el grupo religioso más perseguido a nivel mundial, pero la comunidad internacional parece estar haciendo la vista gorda ante su difícil situación”, dijo el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York el 29 de septiembre de 2025. En un largo discurso, el jefe de la diplomacia de la Santa Sede, que tiene estatus de observador en la ONU, esbozó las prioridades del nuevo Papa León XIV en el escenario internacional.
"Los cristianos sufren una severa persecución: violencia física, encarcelamiento, desplazamiento forzado e incluso martirio", declaró el arzobispo Gallagher ante la Asamblea General de la ONU. Señaló que "más de 360 millones de cristianos viven en zonas donde sufren altos niveles de persecución o discriminación, y los ataques a iglesias, hogares y comunidades se han intensificado en los últimos años".
En una presentación densa que combinó diplomacia, filosofía y teología, el obispo Gallagher presentó la libertad religiosa como la piedra angular de todas las libertades fundamentales. Recordó que "la sociedad y el Estado no deben obligar a nadie a actuar en contra de su conciencia ni impedirle actuar conforme a ella". Explicando que "la dignidad de la persona humana y la naturaleza de la búsqueda de la verdad última exigen que todos estén libres de cualquier restricción en materia de religión", enfatizó que "toda persona, dotada de razón y libre albedrío, tiene la obligación moral de buscar la Verdad y, una vez conocida, adherirse a ella y organizar su vida según sus exigencias".
También abogó por la libertad familiar, explicando que "la familia no existe para la sociedad ni para el Estado; son la sociedad y el Estado los que existen para la familia". En consonancia con Juan Pablo II y las enseñanzas de la Iglesia Católica, señaló que "en un mundo marcado por la división, la alianza matrimonial entre un hombre y una mujer es un medio para superar las fuerzas que destruyen las relaciones y las sociedades".
El arzobispo Gallagher también expresó la preocupación de la Santa Sede por las perturbaciones que el desarrollo de la Inteligencia Artificial ha provocado en el funcionamiento de la economía global, recordando que "el trabajo no es simplemente un medio de subsistencia, sino una vocación mediante la cual las personas participan en la creación de Dios, desarrollan sus talentos y construyen una sociedad justa". Recordó que un salario justo, "especialmente para las mujeres", también es una forma de "fortalecer la familia".

Un resumen de los puntos críticos del mundo
"Entre las muchas crisis que afectan actualmente a la comunidad internacional, la guerra en Ucrania es una de las más profundas y dolorosas", dijo el obispo Gallagher con tristeza, al describir las principales crisis internacionales. "Esta guerra debe terminar ya. No en un futuro indefinido, sino ahora mismo", insistió con firmeza, sin mencionar a Rusia.
"Cada día que pasa aumenta el número de víctimas, amplía la destrucción y profundiza el odio. Cada día sin paz le quita algo a toda la humanidad", dijo, recordando la preocupación del Papa por Ucrania y su llamado a un "alto el fuego inmediato, que abriría la puerta a un diálogo sincero y valiente".
Por ello, invitó a todas las naciones a "rechazar la pasividad y a apoyar concretamente cualquier iniciativa que pueda conducir a negociaciones genuinas y a una paz duradera".
En horas de intensas negociaciones diplomáticas lideradas por Donald Trump sobre la guerra de Gaza, el arzobispo Gallagher pidió "una paz justa y duradera entre Israel y Palestina basada en la solución de dos Estados". Reiteró que, desde la perspectiva de la Santa Sede, "cualquier decisión o acción unilateral que altere el estatus especial de Jerusalén" sería "moral y legalmente inaceptable".
Al instar a una "transición pacífica y justa" en Siria, el jefe de la diplomacia papal pidió garantías de "la protección de los derechos de los sirios de todos los orígenes étnicos y religiosos, sin discriminación".
También reiteró la preocupación de la Santa Sede por la violencia que persiste en varios países africanos (Sudán, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo), así como en Birmania, Haití y Nicaragua. Mientras Estados Unidos acusa a Venezuela de complicidad con el narcotráfico y ha desplegado buques de guerra en el Caribe, el arzobispo Gallagher hizo un llamado a la moderación para evitar cualquier acción que pueda desestabilizar la coexistencia entre las naciones y socavar el derecho internacional.











