Eva Briñón tiene 18 años. Este mes de septiembre ha participado, junto a un centenar de personas, en la Marcha Teresiana que revive cada año el último camino recorrido de santa Teresa de Jesús.
Aquel trayecto que la reformadora del Carmelo recorrió el año 1582 desde Medina del Campo hasta Alba de Tormes fue “todo un prolijo martirio”, en palabras de su secretaria, Ana de san Bartolomé.
En cambio hoy, Eva encuentra sus raíces en aquel periplo porque fue en una Marcha Teresiana de hace unas décadas donde sus padres se conocieron.
Según informa la diócesis de Salamanca, en este original viaje de cuatro días, el grupo camina detrás de un carro tirado por un burro.
En el carruaje viaja una figura de santa Teresa sentada, procedente del convento de las carmelitas de Alba de Tormes.
“Una curita para el corazón”
Para Eva, “es como descansar, reconectar… una curita para el corazón”. Y una oportunidad para recordar a su abuelo, Eladio Briñón, que fundó esta Marcha hace 45 años, a raíz de un sueño.
Eladio vio en sueños a santa Teresa enferma haciendo su último viaje y al despertar se propuso acompañarla para que no se sintiera sola. Desde entonces cada año se realiza la Marcha Teresiana, aunque él falleció en 2012.
Su nieta destaca que la parada favorita de su abuelo era la del convento de clarisas de Cantalapiedra.
“Le gustaba mucho cantar y muy alto, y allí se canta la canción de Teresa Bendita y le he imaginado a él cantándola a todo pulmón, en la esquina donde se ponía siempre”, dice Eva.
Recompensa

Este año, acompañó al grupo el sacerdote Jorge García. En el camino, promovió la esperanza y destacó la fuerza y motivación del peregrino.
En la peregrinación, “a pesar de las dificultades del camino, a pesar del calor, a pesar de los sufrimientos, a pesar de todo eso, sabemos que al final tenemos una recompensa“, les recordó.
Añadió que no puede haber esperanza, “si no hay perdón”, y sin el perdón es imposible que las cosas comiencen de nuevo.
Y les invitó, siguiendo una tradición de esta peregrinación, a darse un abrazo diciendo: “Te quiero como eres”.
Agradecimiento
La Marcha Teresiana reúne a personas de todas las edades, entre ellas Teresa, de 84 años, que camina en agradecimiento a un favor recibido de la santa hace años:
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Los peregrinos destacan algunos momentos de la Marcha, como la celebración del sacramento del perdón y el recuerdo de “la comunión de los higos” en Aldeaseca de la Frontera, a donde santa Teresa llegó muy enferma.
Finalmente, antes de entrar en Alba de Tormes, cada caminante ofrece un propósito concreto para el curso que empieza esperando que su conquista le ayude a mejorar.




