La oración puede resultar frustrante para algunos de nosotros, ya que intentamos rezar toda una letanía de oraciones, pero parece que no ocurre nada. Podemos pensar que Dios no nos escucha, ya que no oímos ninguna voz audible que responda a nuestras incesantes súplicas.
Esta es una frustración común con la oración, especialmente para aquellos de nosotros que dependemos de rezar el rosario todos los días y que tenemos una lista de oraciones que rezamos de nuestro libro de oraciones favorito.
Una alternativa que quizás hayas probado o no es simplemente descansar en la presencia de Dios. Esto podría implicar sentarte y soportar el silencio de tu casa, o podría incluir algo que ocupe tus manos, como tejer o incluso dibujar.
Tejer ante la presencia de Dios
El obispo ortodoxo Anthony Bloom relata una historia en su libro Beginning to Pray (Comenzar a rezar), en la que una anciana se le acercó y le explicó que rezaba todos los días, pero que nunca había sentido la presencia de Dios en toda su vida. Él le dio el siguiente consejo:
"Ve a tu habitación después del desayuno, ponla en orden, coloca tu sillón en una posición estratégica… enciende tu lámpara ante el icono que tienes y… luego toma tu labor de punto y durante 15 minutos teje ante la presencia de Dios.
Pero te prohíbo decir una sola palabra de oración. Solo teje y trata de disfrutar de la paz de tu habitación.
Aunque pueda parecer sencillo, probablemente sea una de las cosas más difíciles de hacer. Muchos de nosotros pensamos que para que la oración sea 'eficaz', debemos rezar nuestras oraciones diarias en voz alta (o en nuestra mente), algunos rosarios y completar nuestra novena actual.
Sin embargo, lo que Bloom le pidió a la anciana fue simplemente que se sentara en silencio".
Más tarde, la mujer volvió a verle y le contó su experiencia:
"Me sentía muy tranquila porque la habitación estaba muy silenciosa… así que empecé a tejer. Y cada vez era más consciente del silencio… y entonces percibí que ese silencio no era simplemente una ausencia de ruido, sino que tenía sustancia…
El silencio que me rodeaba empezó a encontrarse con el silencio que había en mí… De repente, percibí que el silencio era una presencia".
Encontrarlo en la quietud
El objetivo del experimento no era 'vaciarse' en un vacío, sino encontrar a Dios en la quietud. De forma similar a como el profeta Elías no encontró a Dios en el terremoto ni en el fuego, sino en la voz suave y apacible.
Debemos recordar que la oración debe ser una relación, en la que no solo hablamos, sino que también escuchamos. Cuanto más tiempo dediquemos simplemente a escuchar a Dios, más podremos sentir su presencia y oír sus indicaciones en lo más profundo de nuestro corazón.
La próxima vez que te sientes a rezar, considera abstenerte de tus oraciones habituales y limítate a escuchar a Dios. Si necesitas hacer algo para ocupar tus manos, prueba a tejer o dibujar, algo que calme tu mente y te permita estar en paz.











