Jonathan Roumie, el actor estadounidense que interpreta a Cristo en la ahora famosa serie The Chosen, suele hablar de su fe y su vida espiritual. En 2023, reveló que había comenzado a rezar la Coronilla de la Divina Misericordia y el Rosario. "Nunca lo había hecho", dijo. Más recientemente, el 13 de marzo de 2025, tres meses antes de su encuentro con el papa León XIV el 25 de junio, reveló en su cuenta de Twitter una de sus oraciones favoritas: la Letanía de la Humildad.
Escrita por el cardenal Rafael Merry del Val (1865-1930), quien fue nuncio y secretario de Estado, esta oración contiene dieciséis peticiones de liberación de las tentaciones —honores, preferencia, estima o miedo a la humillación— y siete peticiones por los demás, no por uno mismo. Y para Jonathan Roumie, es "profundamente conmovedora, en cualquier etapa de la vida".
Conoce cuáles son estas letanías y rézalas tú también:
V. Oh Jesús, manso y humilde de corazón,
R.: Haz mi corazón semejante al tuyo.
Del deseo de ser estimado, líbrame Señor,
Del deseo de ser cariñoso, líbrame Señor,
Del deseo de ser buscado, líbrame Señor,
Del deseo de ser honrado, líbrame Señor, Del deseo de ser
alabado, líbrame Señor,
Del deseo de ser preferido, líbrame Señor,
Del deseo de ser consultado, líbrame Señor,
Del deseo de ser aprobado, líbrame Señor,
Del deseo de ser comprendido, líbrame Señor,
Del deseo de ser visitado, líbrame Señor,
Del temor a ser humillado, líbrame Señor, Del temor a
ser despreciado, líbrame Señor,
Del temor a ser rechazado, líbrame Señor,
Del temor a ser calumniado, líbrame Señor,
Del temor a ser olvidado, líbrame Señor,
Del temor a ser burlado, líbrame Señor,
Del temor a ser sospechado, líbrame Señor,
Del temor a ser insultado, líbrame Señor,
Del temor a ser abandonado, líbrame Señor,
Del temor a ser rechazado, líbrame Señor,Que otros sean más amados que yo, concédeme, Señor, desearlo.
Que otros sean más estimados que yo, concédeme, Señor, desearlo.
Que otros aumenten en opinión y yo disminuya, concédeme, Señor, desearlo.
Que otros sean alabados y yo sea olvidado, concédeme, Señor, desearlo.
Que otros sean empleados y yo sea dejado de lado, concédeme, Señor, desearlo.
Que otros sean preferidos en todo, concédeme, Señor, desearlo.
Que otros sean más santos que yo, siempre que lo sea tanto como pueda serlo, concédeme, Señor, desearlo.
Amén.




