En un mundo herido por divisiones, conflictos y guerras, la humanidad clama con urgencia por la paz, el amor y la misericordia en los corazones. como creyentes elevamos nuestra voz al Señor, fuente de toda paz, para pedir por la reconciliación entre los pueblos y el fin de toda violencia.
Con el corazón unido en la fe, oremos con confianza por la paz de las naciones, sabiendo que Dios escucha el clamor de sus hijos y camina con nosotros en medio de las pruebas.

