Cuando leemos la Sagrada Biblia, sobre todo el Antiguo Testamento, podemos encontrarnos con costumbres y actitudes que en la actualidad no tienen el mismo sentido, sin embargo, la danza - o baile ritual - en muchas culturas tienen el mismo fin.
Los israelitas y la danza
Encontramos muchos pasajes en el Antiguo Testamento en donde se realizaban bailes durante fiestas especiales. ¿Cuál era su significado? alabar a Dios. Veamos algunos ejemplos:
Entonces Miriam, la profetisa, que era hermana de Aarón, tomó en sus manos un tamboril, y todas las mujeres iban detrás de ella, con tamboriles y formando coros de baile (Ex 15, 20).
David, que sólo llevaba ceñido un efod de lino, iba danzando con todas sus fuerzas delante del Señor. Así, David y toda la casa de Israel subieron el Arca del Señor en medio de aclamaciones y al sonido de trompetas (2 Sam 6, 13, 14).
Y David replicó a Mical: «Lo hice delante del Señor, que me eligió en lugar de tu padre y de toda su casa, para constituirme jefe del pueblo del Señor, de Israel. He bailado ante el Señor (2 Sam 6, 21).
La danza en el Nuevo Testamento
Ahora bien, en el Nuevo Testamento leemos que, al volver el hijo pródigo, hubo fiesta en la casa del padre, incluyendo el baile. En este sentido, no se habla de una danza dirigida a Dios, sino que es una manifestación de alegría porque el padre había recuperado a su hijo:
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.
Encontramos, entonces, que el baile es un signo de agradecimiento y felicidad, algo que agrada a Dios porque el ser humano demuestra a su Creador sus sentimientos hacia Él.
¿Danza en la Iglesia?
Es importante destacar que la persona adora a Dios en alma y cuerpo, por eso, las posturas corporales para orar son muy importantes dentro de la liturgia. Así mismo, podemos hablar del canto y de la danza. Esta última no es común entre nosotros, pero hay iglesias que sí la incluyen por ser parte de su cultura.
al respecto, la Constitución Sacrosanctum Concilium (no 37) menciona lo siguiente:
La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la Liturgia: por el contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva integro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces lo acepta en la misma Liturgia, con tal que se pueda armonizar con el verdadero y auténtico espíritu litúrgico.
Cada Iglesia particular regula la liturgia, por eso es importante saber qué sí se permite hacer en cada una para no sorprendernos, sino para admirar la riqueza de cada pueblo y sus tradiciones.


