La violencia en México pareciera no tener fin. Por eso, el llamado a la oración es un recurso constante para los Obispos, especialmente ante la escalada de actos que perturban la paz de la nación entera.
A tres años del Diálogo Nacional por la Paz
La Conferencia del episcopado Mexicano, a través de la comisión episcopal para la comunicación, ha enviado un mensaje para recordar el tercer aniversario del Diálogo Nacional por la Paz, derivado de un hecho que conmovió al mundo entero, acaecido el 20 de junio de 2022, cuando los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados en Cerocahui, poblado de la Sierra Tarahumara de Chihuahua, por interceder por el guía de turistas Pedro Palma. El agresor, después de disparar contra ellos, los desapareció por cuarenta y ocho horas.
Esperanza activa y compromiso ciudadano
Es por ello que la Comisión ha publicado en sus redes sociales que "frente a una realidad marcada por la violencia, la impunidad y el miedo, el Diálogo Nacional por la Paz conmemora su tercer aniversario con un llamado urgente a la esperanza activa y al compromiso ciudadano".
El mensaje reitera: “No buscamos venganza, queremos justicia. No queremos silencio, pedimos verdad” y agrega que "más de 15 mil personas han participado en este movimiento que construye desde abajo: en escuelas, parroquias, comunidades y familias. Hoy, reafirman su decisión de seguir trabajando por un México habitable, justo y en paz".
Celebración por la paz
Por eso, han lanzado un subsidio litúrgico para el domingo 22 de junio se realice la Celebración eucarística por la paz "Por quienes ya no están y por quienes aún no llegan, sigamos caminando juntos por la paz".
Además, el 20 de junio habrá un repique de campanas en todos los tiempos del país a las 3:00 pm y se pedirá por las víctimas de la violencia en todas las celebraciones eucarísticas del día.
Oración
Señor Jesús, Tú eres nuestra paz,
mira nuestra Patria dañada por la violencia
y dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren.
Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos
y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión.
Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes
y jóvenes, a nuestros pueblos y comunidades.
Que, como discípulos misioneros tuyos,
ciudadanos responsables,
sepamos ser promotores de justicia y de paz,
para que, en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
María, Reina de la paz, ruega por nosotros.


