"A veces preferimos permanecer enfermos, obligando a otros a cuidarnos. Esto a veces también es una excusa para no decidir qué hacer con nuestras vidas", advirtió León XIV durante la audiencia general del 18 de junio de 2025, celebrada en la Plaza de San Pedro. El Papa retomó el episodio de la curación del paralítico en el Evangelio de Juan (5,1-9). Reinterpretó este famoso episodio evangélico como una llamada universal a liberarse de los miedos y acoger libremente la sanación que Dios ofrece.
Recordando las difíciles circunstancias que vivieron los enfermos retenidos fuera del Templo de Jerusalén por ser considerados impuros, el Papa describió una "guerra de pobres", imaginando la triste escena de estos enfermos arrastrándose penosamente hacia la piscina, cuyas aguas se consideraban milagrosas. "En ciertos momentos, el agua se agitaba y, según la creencia de la época, quien se sumergiera primero, se curaba", relató León XIV.
Pero Jesús "se une a su dolor" al dirigirse específicamente a un hombre que llevaba 38 años paralizado y que nunca pudo sumergirse en la piscina. El Papa describió esta situación como una metáfora de los obstáculos psicológicos que dificultan la vida de muchas personas, incluso de quienes no tienen discapacidades físicas visibles. "De hecho, lo que nos paraliza, muy a menudo, es precisamente la decepción. Nos sentimos desanimados y corremos el riesgo de caer en la apatía", advirtió el Papa.
Por eso Jesús dice al paralítico: "¿Quieres ser curado?". Esta pregunta puede parecer superflua, pero es "una petición necesaria, porque cuando uno lleva tantos años bloqueado, incluso la voluntad de curarse puede faltar", explicó el obispo de Roma. Jesús, así, dirige a este hombre a su deseo más profundo y verdadero.

La reinterpretación de esta escena por parte de san Agustín
Este hombre responde que necesita ayuda, y Jesús le responderá positivamente, como recuerda una homilía de san Agustín, citada de nuevo por el Papa: "Sí, para sanar, necesitaba absolutamente un hombre, pero un hombre que también fuera Dios. […] Ha llegado, pues, el hombre adecuado, ¿por qué retrasar más la curación?"
Ante la tentación del desánimo, Jesús "le ayuda a descubrir que su vida también está en sus manos. Le invita a levantarse, a salir de su situación crónica y a tomar su camilla", como símbolo de su victoria sobre el destino. "Hasta ahora, el pasado lo ha bloqueado, lo ha obligado a permanecer tendido como un muerto. Ahora, es él quien puede tomar esta camilla y llevarla a donde quiera: puede decidir qué hacer con su historia", explicó León XIV, refiriéndose así a la responsabilidad de cada persona.
"Pidamos al Señor el don de comprender dónde se bloquea nuestra vida. Intentemos expresar nuestro deseo de sanación" —pidió el Papa, invitando también a rezar por todos aquellos que se sienten paralizados, que no ven salida—.
"Pidamos volver a habitar en el corazón de Cristo, que es la verdadera casa de la misericordia", concluyó.
Estas son las imágenes de la audiencia general:













