Jesús, el Señor, vino al mundo hace más de dos mil años para rescatar a la humanidad de sus pecados para gloria de Dios. Pero también vino a enseñarnos cómo transmitir su Evangelio a las generaciones posteriores, dando testimonio con la unidad de la Iglesia.
Ese ha sido el ruego de Cristo Jesús:
"Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste" (Jn 17, 21).
Pecados contra la unidad
Por eso, los pecados que se cometen en contra de la unidad son sumamente graves. ¿Quieres saber cuáles son? Demos una vista al octavo mandamiento:
"No darás testimonio falso contra tu prójimo" (Ex 20, 16) (CEC art. 8)
Hablar con la verdad permite que los seres humanos tengan confianza entre sí y puedan vivir juntos, nos advierte santo Tomás (CEC 2469). Es absolutamente necesario que la veracidad sea parte de la vida de los hombres y mujeres porque solo así progresarán en la unidad.
Por eso continúa el Catecismo:
"La verdad como rectitud de la acción y de la palabra humana, tiene por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía".
Cuando esta virtud se corrompe, también lo hace la unidad. Y no solamente la falta de verdad - o mentira, como también la llamamos - termina con las relaciones. Otras formas de atentar contra el octavo mandamiento se transforman en actitudes tan dañinas como comunes en estos tiempos, que son claramente faltas a la caridad cristiana:
1Falso testimonio y perjurio
Al respecto, enseña el Catecismo de la Iglesia católica:
"Una afirmación contraria a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace públicamente. Ante un tribunal viene a ser un falso testimonio (cf Pr 19, 9). Cuando es pronunciada bajo juramento se trata de perjurio. Estas maneras de obrar contribuyen a condenar a un inocente, a disculpar a un culpable o a aumentar la sanción en que ha incurrido el acusado (cf Pr 18, 5); comprometen gravemente el ejercicio de la justicia y la equidad de la sentencia pronunciada por los jueces".
2FALTA DE RESPETO A LA REPUTACIÓN
"El respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto" (cf CIC can. 220).
Cuando alguien comete una falta en contra de la reputación de otra persona, se hace culpable de otros pecados.
3Juicio temerario

Enseña el Catecismo de la Iglesia que se comete cuando "incluso tácitamente, admite como verdadero, sin tener para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo" CEC 2477.
Además, para evitar el juicio temerario, cada uno debe interpretar, en cuanto sea posible, en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo.
4Maledicencia y calumnia
La maledicencia es aquella en la que "sin razón objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran (cf Si 21, 28)".
Y la calumnia se refiere a que "mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos respecto a ellos". (CEC 2477)
Por lo tanto, no es difícil entender porqué se rompe la unidad cuando se comenten estos pecados:
"La maledicencia y la calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y de la caridad".
A manera de conclusión, si deseamos desterrar lo que nos desune y cumplir con el deseo de nuestro Señor Jesucristo de que todos seamos uno, citaremos la frase de san Pedro que usa el Catecismo:
"Deben 'rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias'" (1 P 2, 1).


