Pocas naciones pueden presumir de una tradición cristiana ininterrumpida tan rica y duradera como Malta. Este pequeño archipiélago mediterráneo, impregnado de historia antigua, ha sido un firme testimonio de fe y esperanza durante dos milenios ininterrumpidos. Desde su evangelización por San Pablo hasta su papel como defensora de la cristiandad occidental, el legado de Malta ofrece un ejemplo inspirador del poder transformador del cristianismo a través de los siglos.
El legado de San Pablo
La historia cristiana de Malta comienza con una tormenta. En el año 60, el apóstol Pablo naufragó en sus costas mientras viajaba a Roma para ser juzgado, un dramático episodio recogido en el Libro de los Hechos (28, 1-10). Acogido por los isleños con "inusitada amabilidad", Pablo realizó milagros de curación y compartió el Evangelio durante su estancia de tres meses. Entre los afectados por el ministerio de Pablo se encontraba Publio, el principal funcionario de la isla, que más tarde se convertiría en el primer obispo de Malta.
El Papa Benedicto XVI, en su visita a Malta en 2010, calificó la llegada de Pablo como el mayor regalo para las islas y, de hecho, este regalo fue acogido con entusiasmo. Aunque los Hechos no documentan explícitamente las conversiones, es difícil imaginar al dinámico Pablo pasando meses entre los malteses sin predicar el Evangelio. Las pruebas confirman que el cristianismo arraigó pronto, con catacumbas cristianas e iglesias de la época bizantina que apuntan a una comunidad cristiana activa en el siglo IV.
La reivindicación de Malta como una de las primeras cunas del cristianismo es innegable. Sus tradiciones cristianas son tan antiguas como las de Jerusalén, Corinto y Roma, a pesar de su pequeño tamaño y relativo aislamiento.

Una fortaleza de esperanza
A lo largo de su historia, Malta ha desempeñado un papel fundamental como defensora de la Cristiandad. Esto fue especialmente evidente durante el Gran Asedio de 1565, cuando el Imperio Otomano intentó capturar la isla como trampolín hacia Europa. Los Caballeros de San Juan, junto con el pueblo maltés, resistieron meses de implacable asalto, y su milagroso triunfo preservó la cristiandad occidental, sentando un precedente decisivo a la batalla de Lepanto. La resistencia de Malta durante el asedio le granjeó la reputación de bastión inquebrantable de la esperanza y la devoción mariana, atribuyéndose la victoria a la intervención crucial de Nuestra Señora de la Victoria.
Pero incluso antes del Gran Asedio, Malta había soportado siglos de agitación. De 869 a 1091, la isla estuvo bajo dominio musulmán. Algunos historiadores sostuvieron en su día que este periodo interrumpió la continuidad cristiana de Malta, pero las pruebas arqueológicas y agrícolas sugieren lo contrario. Las excavaciones han revelado artefactos cristianos de la época, incluidas iglesias y catacumbas de estilo bizantino, lo que indica que una resistente población cristiana sobrevivió e incluso prosperó contra toda esperanza. En el siglo XII, cuando las fuerzas normandas recuperaron la isla, el cristianismo resurgió abiertamente, floreciendo de nuevo.

Tierra de devoción mariana
La devoción mariana es una de las características más llamativas de Malta, donde la Virgen María ocupa un lugar especial en el corazón de los malteses. El Santuario Nacional de Madonna Ta' Pinu, en Gozo, que data al menos de principios del siglo XV, es un importante lugar de peregrinación que atrae a miles de personas cada año. Este santuario, construido en torno a un acontecimiento milagroso del siglo XIX, es un majestuoso ejemplo de la profunda confianza de Malta en la intercesión de María.
Pero la devoción mariana en Malta es muy anterior a Ta' Pinu. A lo largo de los siglos, las islas se han adornado con capillas e iglesias dedicadas a la Virgen, testimonio elocuente de su papel central en la espiritualidad maltesa. El calendario litúrgico de Malta está repleto de fiestas marianas, muchas de las cuales reúnen a comunidades enteras en oración y celebración.
De hecho, Malta es conocida por sus singulares peregrinaciones marianas. Una de ellas es el Camino Mariæ Melitensis. La ruta de 60 kilómetros (37 millas) desde Castrum Maris hasta Mellieha, creada por XirCammini en colaboración con VisitMalta, ha entretejido algunos de los hitos más significativos de la rica devoción mariana de Malta. La información para ayudar al peregrino y obtener la credencial del camino está disponible en el sitio web dedicado o en el sitio web general de XirCammini.

Lugares sagrados y testimonios paleocristianos
El patrimonio sagrado de Malta está inscrito en su propio paisaje. Las catacumbas cristianas de Malta, que se remontan a los primeros siglos de la fe, son sin duda las más significativas fuera de Roma. Estos lugares de enterramiento, con mesas de ágape y una plétora de símbolos cristianos, dan testimonio de una comunidad que vivió y murió en la esperanza de la Resurrección.
Otros lugares significativos son las antiguas iglesias e hipogeos de Tad-Dejr, los restos de una basílica bizantina en Tas-Silġ y el complejo de San Pawl Milqi, donde la tradición sostiene que Publio acogió a San Pablo. Cada lugar ofrece una visión de la vibrante fe de los primeros cristianos de Malta y de su determinación para preservar sus creencias a pesar de la adversidad.

Malta y la misión jubilar
Mientras la Iglesia mundial celebra el Año Jubilar, el ejemplo de Malta brilla con luz propia. Su historia es un ejemplo de perseverancia, un testimonio del poder perdurable de la esperanza contra viento y marea. La ininterrumpida tradición cristiana del archipiélago ofrece esperanza a la Iglesia moderna, recordándonos que la esperanza es capaz de resistir al tiempo, al conflicto y al cambio.
El papel de Malta en la Misión Jubilar es, pues, polifacético. Sirve para recordar las raíces misioneras de la Iglesia, ya que la evangelización de San Pablo sigue dando frutos hoy en día. También subraya la importancia de la esperanza, ya que el pueblo maltés ha conservado su fe a lo largo de siglos de pruebas, desde invasiones extranjeras hasta trastornos culturales. Por último, el culto mariano de Malta subraya la importancia de la Virgen María como fuente de consuelo y guía para todos los cristianos. Cuando los peregrinos viajan a lugares santos como Ta' Pinu, el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Mellieha, Il-Madonna Tal-Mirakli en Lija, Nuestra Señora de la Gruta en Rabat, o la Inmaculada Concepción de Sarria en Floriana, recuerdan el papel de María en el acercamiento de los creyentes a su Hijo.

La contribución de Malta al cristianismo mundial supera con creces su tamaño. Su historia nos recuerda que incluso las comunidades más pequeñas, cuando están arraigadas en la fe y la esperanza, pueden tener un impacto enorme en el mundo. Mientras el Papa Francisco llama a la Iglesia a abrazar la misión, Malta se erige como un faro de esperanza, un testimonio del poder transformador del Evangelio.
En la celebración del Año Jubilar, la Iglesia puede mirar a Malta en busca de inspiración, aprendiendo de su larga tradición de fe, su valentía en la defensa de la verdad y su inquebrantable esperanza en Cristo. La historia de Malta es una llamada a todos los creyentes para que lleven su fe al mundo con confianza, confiando en el Dios que ha sostenido a su pueblo durante generaciones. Responde a la llamada a la peregrinación y descubre cómo la esperanza pervive hoy en el archipiélago maltés.


