Quien se acoge a la Virgen María y recurre a Ella en sus necesidades nunca quedará defraudado, afirman los santos. Es tan poderosa y efectiva su intercesión ante su divino Hijo que podemos llamarla madre porque lo es realmente. Pero lo que más impresiona al alma es que es madre de los pecadores arrepentidos.
El amor de la Virgen María por nosotros
El padre Antonio Royo Marín O.P. en su libro La Virgen María, Teología y espiritualidad marianas cita un ejemplo bíblico para ilustrar el amor de María Santísima por nosotros:
"Cierta mujer de Técoa se presentó ante el rey David diciendo:
'Señor, yo tenía dos hijos, y, para mi desgracia, uno mató al otro, por lo que ya perdí un hijo; ahora viene la justicia a arrebatarme el único hijo que me ha quedado; compadeceos de esta pobre madre y haced que no me vea privada de estos mis dos hijos'. Compadecido David de la madre, libertó al delincuente y se lo entregó" (2 Sam 14,4-11).
El sacerdote comenta la comparación diciendo que, así como la mujer de la biblia, de forma semejante habla María "cuando ve a Dios irritado contra el pecador que se encomienda a Ella".
Escribe el padre Royo de nuestra madre María:
"Dios mío—le dice—, yo tenía dos hijos: Jesús y el hombre; el hombre clavó a Jesús en la cruz, y ahora vuestra justicia quiere condenar al hombre. Señor, mi Jesús ya murió, tened compasión de mí, y ya que perdí con tanto dolor un hijo, no vaya a perder ahora el otro".
Madre de los pecadores arrepentidos
La certeza de los santos ante el amor y el poder de los favores de la Virgen es absoluta.
Dice san Bernardo de Claraval: "Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡invoca a María!"
Y san Juan Bosco enseña: "La devoción y el amor a María Santísima es una gran protección y un arma poderosa contra las asechanzas del demonio".
Por eso, continúa el padre Antonio Royo:
"El pecador que recurre a María arrepentido, está salvado: Dios no condenará jamás a los pecadores que recurran a María y por quienes Ella se interesa".
Con esa misma confianza, amemos a María Santísima y acudamos a Ella para que nos ayude a alcanzar el cielo.


