Para Anne-Sixtine Pérardel, consejera afectiva y sexual, las mujeres con maridos que consumen porno son las "víctimas colaterales" de esta adicción. Sin embargo, el diálogo, el tiempo y el amor son aliados inestimables para romper esta espiral.
Un sufrimiento silencioso
Este es un sufrimiento del que se habla poco o nada -la pornografía es un asunto privado-, pero que afecta a muchas mujeres. "Llevo diez años de consulta y cada vez veo a más mujeres que sufren la adicción o el consumo de pornografía por parte de su pareja", explica la asesora emocional y sexual especializada en adicción a la pornografía.
"No pueden hablar de ello porque a menudo se avergüenzan, pero experimentan un auténtico tsunami cuando descubren que su marido ve porno".
Thérèse Hargot, terapeuta de pareja y sexóloga, autora del libro Todo el mundo está mirando, también ayuda a las parejas enfrentadas a la pornografía. Recibe muchos testimonios de mujeres: "Estaba embarazada de nuestro primer hijo y lo pillé accidentalmente. Fue como una puñalada en el corazón", cuenta una de ellas, ahora madre de tres hijos.
Una puñalada en el corazón. Un shock. Un tsunami. No faltan expresiones para expresar la profundidad de la herida y la multitud de sentimientos que experimenta una mujer en ese momento. Cólera ante la idea de ser traicionada, angustia ante la idea de no complacer más a su pareja, pérdida de autoestima ligada a la humillación sufrida…

Un shock que a veces llega más tarde, cuando la mujer comprende el alcance de la adicción de su pareja y se da cuenta del daño que está haciendo a su vida matrimonial.
"La pornografía se ha convertido en algo tan común que algunas mujeres no ven inmediatamente el problema", explica Anne-Sixtine Pérardel.
Tópicos como "todo el mundo lo mira" o "los hombres tienen necesidades sexuales" están tan arraigados en la sociedad que mirar pornografía se ha convertido en una actividad habitual. "Un día, estas mujeres se dan cuenta de que no es solo un poco de porno de vez en cuando, sino que es a diario, a veces, y que se ha convertido en una necesidad compulsiva". Entonces entienden por qué su sexualidad no les satisface, y de dónde vienen las expectativas o los gestos de su pareja.
Un sentimiento legítimo de traición

Algunas se defienden restando importancia a su adicción o consumo: "¡Nunca lo veo!", "¡No es tan grave!", "¡No te he engañado!". Pero muchas mujeres dan testimonio de la sensación de traición que esto causa en ellas.
En la pornografía, "se vive efectivamente un acto sexual con personas distintas del cónyuge a través de la imagen", subraya Thérèse Hargot. "Si por fidelidad entendemos exclusividad sexual, ésta se rompe objetivamente: ver pornografía es una forma de infidelidad".

Una herida profunda en la pareja
La herida es profunda porque pone en entredicho la imagen que la mujer tiene de sí misma: "Ya no soy deseable", "se aburre conmigo en la cama", "seguramente es porque no quiero hacer lo que me pide"… La autoestima queda dañada. Por eso, la adicción de un hombre a la pornografía no solo le afecta a él. Tiene repercusiones en su mujer y en su relación de pareja.
Anne-Sixtine Pérardel es firme y tranquilizadora: "No es culpa de la mujer. La mayoría de las veces, el problema de la pornografía es anterior a la pareja. La causa principal es la exposición precoz al porno", subraya.
"No existe necesariamente un vínculo entre la frustración sexual y el consumo de pornografía", añade Thérèse Hargot. "En general, el hábito de ver pornografía se formó mucho antes de que la pareja se uniera y reaparece tras unos meses de abstinencia bajo el efecto de los sentimientos amorosos".
Cómo puedo proteger a mis hijos de la pornografía en Internet:

