Ante los más de 125 mil casos de desaparición forzada acumulados en México -31 mil de ellos registrados en 2024, año con mayor índice de desapariciones-, la Iglesia en México ha puesto en marcha diferentes iniciativas para acompañar a las familias de los desaparecidos. Una de ellas es “Cajas de la paz”, un instrumento que busca ayudar a la localización de personas desaparecidas.
Localizar a los desaparecidos
En México, a los desaparecidos los buscan las mamás, a pesar del riesgo de vida que esto implica para ellas. Existen más de 20 colectivos de familias buscadoras -formados mayormente por madres- que se dedican a buscar a los desaparecidos, principalmente, excavando hasta encontrar fosas clandestinas.
La Iglesia Católica en México apoya y acompaña a estas familias y constantemente pide a las autoridades -y a la sociedad en general- el restablecimiento de la paz, la seguridad, la solidaridad y la justicia.
“(A las autoridades) Solo les pedimos que escuchen, que escuchen a las madres y padres que buscan, a los hermanos y hermanas que viven una tragedia porque no pueden llorar a sus seres queridos si se pierden sus huesos, sus cenizas. Así que sí, queremos tender puentes de diálogo y nunca interrumpirlo; no queremos generar polarización”, declaró recientemente Mons. Francisco Javier Acero, Obispo auxiliar de la Diócesis de la Ciudad de México, a Vatican News.
En este contexto surgen las “cajas de la paz”, instaladas en diferentes parroquias del país. Mons. Acero explicó para el medio vaticano en qué consiste esta forma de acompañamiento que hacen “en nombre del Evangelio”.

Cartas anónimas
El Obispo explicó que estas “cajas de la paz” son buzones en los que cualquier persona puede escribir la dirección de sitios en los que probablemente se puedan identificar y rescatar a víctimas del crimen organizado. Estas cartas anónimas se revisan una vez por mes y, en el pasado, han ayudado a descubrir restos humanos.
El Obispo aclara también que el acompañamiento de la Iglesia no termina ahí, sino que actúan como “mediadores de paz” que fomentan la unión familiar y que visibilizan este problema.
“Lo hacemos en nombre del Evangelio y escuchamos a estos padres y madres como Jesús los habría escuchado: esta es nuestra tarea”.


