Arthur se niega a elegir entre la cuerda de escalada que le permite escalar las cimas y las cuerdas de su violonchelo. El joven de 22 años tiene dos pasiones: la escalada, que practica desde hace 10 años, y el violonchelo, que toca desde hace 20.
A principios de mayo, decidió combinar ambas en una ambiciosa aventura que llamó " À travers les cordes " ("A través de las cuerdas"). Subió a la cima de Digital Crack (Alta Saboya), a 3 mil 650 metros de altitud, para interpretar el primer preludio para violonchelo de Bach
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Un instante de ligereza suspendido entre el cielo y la roca, donde cada nota parece resonar hasta el infinito. Allá arriba, en el aire enrarecido de las alturas, los sonidos del violonchelo se mezclan con el aliento del viento, como una plegaria dirigida a la naturaleza.
En este grandioso, geológico y silencioso escenario, la música se convierte en un himno a la Creación, una vibrante alabanza a la majestuosidad del mundo. La fricción del arco sobre las cuerdas evoca la de la cuerda de escalada sobre el granito: dos formas de elevación, dos caminos hacia la belleza.


