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Dogmas sobre el Espíritu Santo para recordar en Pentecostés

Espíritu Santo, basílica de San Pedro
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Mónica Muñoz - publicado el 07/06/25
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Para entender la acción del Espíritu Santo en Pentecostés, resulta provechoso recordar algunos dogmas de fe que nos centrarán en esta solemnidad

Los dogmas de la Iglesia católica son verdades de fe que se han reconocido como reveladas por Dios. Los católicos los creemos todos porque son el fundamento de nuestra fe. Y entre ellos podemos encontrar los que se refieren al Espíritu Santo y que, en vísperas de Pentecostés, conviene que repasemos.

Los dogmas hablan de la revelación que Dios hizo de Sí mismo

Dice la Constitución dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación que:

"Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas las generaciones" (cap. II n.7).

Así mismo, todas estas verdades reveladas, que tienen su base en la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia y la Tradición, las encontramos en el Credo.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que:

"Creemos todas aquellas cosas que se contienen en la Palabra de Dios escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia [...] para ser creídas como divinamente reveladas" (CEC 182).

Señor y dador de vida

Toda la revelación tuvo su plenitud con el Evangelio de Cristo. Y, si nos sabemos el Credo, podemos descubrir fácilmente en donde tenemos puesta nuestra fe:

"Creo en un solo Señor Jesucristo ... que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe
una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas".

El Espíritu Santo inspirador

Además, Cristo el Señor dijo a los Apóstoles:

"Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo" (Jn 16, 12-13).

Por eso sabemos que es el Espíritu Santo el que anima a la Iglesia y la inspira para transmitir el Evangelio al pueblo de Dios:

"El único evangelio que, como cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento, fue revelado en su plenitud por Jesucristo una vez para siempre, es la fuente permanente de toda verdad salvífica y de toda doctrina moral. Fue transmitido por los Apóstoles y sus discípulos con asistencia del Espíritu Santo mediante predicación oral, ejemplo e instituciones, y puesto por escrito por inspiración del mismo Espíritu Santo".

(Comisión Teológica Internacional, La interpretación de los dogmas, cap. 2, n. 1).

Por eso, en Pentecostés, adoremos a Dios Espíritu Santo a quien recibimos desde el Bautismo, que nos ha dado sus siete dones en la Confirmación y que acompañará a la Iglesia hasta el fin del mundo.

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