El monasterio de Ostrog es el lugar de peregrinación más popular de Montenegro. Su existencia está inextricablemente ligada al legado de San Basilio de Ostrog, enterrado en él. Este santuario del siglo XVII, aparentemente excavado en la escarpada ladera de un acantilado, refleja la influencia espiritual de esta venerada figura.
San Basilio como símbolo de fe
Nacido Stojan Jovanović, Basilio ascendió al cargo de obispo metropolitano de Zahumlje y Herzegovina, una región que se enfrentaba a graves problemas durante la época otomana. En busca de refugio, se refugió en las cuevas de Ostrog, donde estableció una ermita. El liderazgo espiritual de Basilio brilló con luz propia, atrayendo seguidores y peregrinos incluso en vida. Se convirtió en un símbolo de resistencia, devoción y fe perdurable.

Tras su muerte en 1671, fue enterrado en el monasterio y sus reliquias se convirtieron en un imán para quienes buscaban consuelo y consejo espiritual. El monasterio creció en torno a este lugar, y el Monasterio Superior alberga las iglesias rupestres donde vivió San Basilio. Destaca la iglesia de la Presentación de la Theotokos, adornada con frescos que ilustran escenas bíblicas. Estos frescos, junto con las reliquias de San Basilio, crean una potente atmósfera contemplativa para los peregrinos.
Más allá de las distinciones teológicas entre el catolicismo y la ortodoxia serbia, el monasterio de Ostrog tiene un inmenso valor como testimonio del poder transformador del liderazgo espiritual. La perdurable popularidad del Monasterio de Ostrog subraya el profundo impacto de la guía de San Basilio. Sirve como recordatorio de la herencia monástica cristiana en Europa, moldeada profundamente por la fe firme y el legado duradero de santos como Basilio. Su ejemplo sigue inspirando a los peregrinos que recorren los difíciles caminos que conducen a este impresionante santuario, y a muchos otros.
Las historias de milagros y curaciones atribuidas a su intercesión se han transmitido de generación en generación, consolidando su lugar como una figura muy querida dentro del cristianismo. Testimonio del poder duradero de los santos en la vida devocional cristiana, este monasterio atestigua la capacidad de una sola figura para inspirar a devotos y peregrinos a lo largo de los siglos.

