El 16 de mayo, una semana después de su elección, como es habitual, el nuevo Papa recibió a los embajadores de los 184 países que mantienen relaciones con la Santa Sede. Ante ellos, hizo un llamamiento a los líderes mundiales para "construir sociedades civiles armoniosas y pacíficas". Siguiendo los pasos de sus predecesores, definió inmediatamente la base de tales sociedades: la familia, "una sociedad muy pequeña, sin duda, pero real y previa a cualquier sociedad civil". Estas palabras hacían referencia directa a la Rerum novarum, firmada 134 años antes por León XIII, de quien tomó el nombre.
En esta encíclica, el padre de la Doctrina Social de la Iglesia atribuía a la familia "ciertos derechos y deberes absolutamente independientes del Estado". Le concedía "una prioridad lógica y una prioridad real" sobre la sociedad civil, y condenaba cualquier injerencia del poder civil "en el santuario de la familia". Eran los inicios de una línea de pensamiento que se desarrollaría con el Concilio Vaticano II (Gaudium et Spes), seguido por Juan Pablo II (Familiaris consortio) y los papas posteriores.
Defendiendo claramente esta visión tradicional de la Iglesia católica ante los embajadores, León XIV instó a los políticos a centrarse "en la familia fundada en la unión estable entre un hombre y una mujer". Una mención que no pasó desapercibida. "El Papa León XIV defiende la familia y el matrimonio tradicional", titulaba parte de la prensa en lengua inglesa tras las palabras del nuevo Papa.
En el mismo discurso a los diplomáticos -tradicionalmente considerado indicativo de las líneas maestras de un pontificado- León XIV pidió también la protección de "la dignidad de toda persona", en particular "la de los más frágiles y vulnerables, desde el niño por nacer a los ancianos, desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o inmigrantes". Una vez más, esta referencia fue destacada por los observadores como una clara toma de posición sobre cuestiones sociales delicadas -aborto, eutanasia- que agitan cada vez más a las naciones.
El día anterior, el 15 de mayo, León XIV ya había mencionado la familia y su papel educativo esencial, al recibir a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Había insistido en "la participación de las familias en el proceso educativo, según el principio del "triángulo educativo"".
Familias que sufren
En sus discursos, el 267º Papa, cuya preocupación por las familias era bien conocida cuando era obispo de Chiclayo en Perú, se refirió también a las diversas formas de sufrimiento que experimentan las familias. Dirigiéndose a los religiosos salesianos, describió las carencias del contexto social actual, poco propicio al desarrollo de las familias. Deploró "los insidiosos modelos de relación cada vez más marcados por la superficialidad, el individualismo y la inestabilidad emocional". Y lamentó "la prevalencia de ritmos y estilos de vida que no dejan suficiente espacio para la escucha, la reflexión y el diálogo, en la escuela, en la familia, y a veces incluso entre personas de la misma edad, con la consiguiente soledad".
En la audiencia general del 28 de mayo, León XIV expresó también su dolor por la suerte de los habitantes de Gaza, donde "las lágrimas de madres y padres, que sostienen los cuerpos sin vida de sus hijos, se elevan cada vez más hacia el cielo". Compadecido de estas familias obligadas "a desplazarse sin cesar en busca de un poco de comida y de refugios más seguros contra los bombardeos", pidió un alto el fuego y ayuda humanitaria.
Durante su primera Regina Cæli, el 11 de mayo, tres días después de su elección, el jefe de la Iglesia católica subrayó el vínculo espiritual que existe en el seno de las familias incluso después de una muerte. Con ocasión del Día de la Madre en Italia, envió "un caluroso saludo a todas las madres, con una oración por ellas, y por las que ya están en el cielo", desencadenando un atronador aplauso.
"Siempre estuvo muy atento a las familias, a su formación y a su integración en la sociedad como núcleo fundamental. Como Papa, creo que buscará una Iglesia en Cristo, la unidad de todos y la promoción del papel fundamental de la familia", dijo al medio ACI Prensa Edinson Delgado, director del colegio católico diocesano Santo Toribio de Mogrovejo, en Chiclayo.
La gran familia de Dios
En términos más generales, el Pontífice americano-peruano se refirió repetidamente a la Iglesia como una familia, "la familia de Dios". Una realidad que abarca "la rica diversidad de nuestras lenguas, culturas y experiencias", dijo a las Obras Misionales Pontificias. Dirigiéndose a los romanos desde la basílica de Santa Maria Maggiore el pasado domingo, el Papa pidió a los fieles "caminar juntos en la Iglesia, unidos como una sola familia de Dios".
En la Misa inaugural de su pontificado, el sucesor de Pedro también se presentó bajo los auspicios de la familia. "He sido elegido sin méritos y, con temor y temblor, vengo a vosotros como un hermano que quiere hacerse servidor de vuestra fe y de vuestra alegría, caminando con vosotros por la senda del amor de Dios", confió. Y exhortó: "Escuchad su propuesta de amor para convertiros en su única familia: en el único Cristo, somos uno".


