Se han estrenado en plataformas de streaming dos películas con unos cuantos puntos en común: ambas están dirigidas por mujeres francesas pero producidas en otros países (Reino Unido y Bélgica), se ambientan en un posible futuro en el que la Inteligencia Artificial domina nuestras vidas y exploran los temas de la gestación, la maternidad y la paternidad: La evaluación (Fleur Fortune, 2024) y Generación cápsula (Sophie Barthes, 2023). El argumento sobre la natalidad y el tono de distopía nos recuerdan de inmediato al filme Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón, 2006), también disponible en streaming y probablemente la mejor obra del director mexicano. Las tres imaginan un tiempo venidero terrible. Lo malo es que la ficción a veces acierta.
La evaluación

En The Assessment, su título original, el planeta ha sufrido un impacto brutal: veranos interminables, plagas y hambrunas, extinción de especies y escasez de recursos. El territorio se divide entre el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo. En el Nuevo Mundo toman un fármaco llamado senoxidina, que evita la reproducción y combate la enfermedad y el envejecimiento. Como solo hay espacio y recursos para unos pocos, la gestación se limita a unos cuantos elegidos: el Estado decide quién tiene derecho a tener un hijo. Para ello envía a asesores que evalúan a las parejas durante siete días, en los que incluso conviven bajo el mismo techo para comprobar si son aptos para ser padres. Del Viejo Mundo se cuenta que, al no dispensarse ese fármaco, los recursos son escasos, pero se puede malvivir y hasta gestar hijos del modo natural.
Aaryan (Himesh Patel) y Mia (Elizabeth Olsen) forman un matrimonio que vive a las afueras, en un entorno natural, árido pero próximo al mar. Él se dedica a crear mascotas virtuales, tratando de perfeccionar su textura y otras características que las hagan parecer más realistas. Ella es botánica y goza de un invernadero a unos metros de la gran casa en la que viven. En ambos espacios la voz de una IA, denominada Sjohus, lo supervisa y domina todo: los nutrientes, las luces, la presión, la temperatura…
Mia y Aaryan quieren tener un hijo y para ello reciben la visita de Virginia (Alicia Vikander), la mujer agria y estricta que los someterá a una evaluación de una semana que casi linda con el terror. Sobre todo desde el momento en el que Virginia asume el papel de una niña malcriada y molesta para averiguar cómo la pareja se desenvolvería en esas situaciones de estrés y rebeldía. Al final del filme cada uno de estos personajes tomará una decisión distinta. Una de esas decisiones supone un intento de regreso a la naturaleza y a los procesos biológicos habituales. El tono del filme es asfixiante e invita al espectador a la reflexión y a plantearse preguntas.
Generación cápsula

En The Pod Generation también hay una IA cuya voz lo supervisa todo, incluyendo consejos laborales y terapia psicológica. El futuro no es tan apocalíptico como en el filme anterior y se han establecido dos formas de gestar hijos: la forma natural, con el bebé en el útero de una mujer; y la forma artificial, es decir, introduciendo un cigoto en una cápsula desmontable y similar a un huevo con tamaño de bebé. La pareja protagonista está integrada por Alvy (Chiwetel Ejiofor) y Rachel (Emilia Clarke). Mientras ella trabaja en una empresa tecnológica, él es botánico… en otra curiosa similitud con “La evaluación”. Cuando la empresa para la que trabaja Rachel le ofrece un gran incentivo económico para que tengan un hijo en una cápsula, Alvy en seguida se ofende por esta perspectiva: como estudioso de las plantas y de la naturaleza, prefiere el método tradicional de gestación y no el artificial.
En un tono de comedia ligera y desde luego muy alejado de los escenarios sombríos del filme protagonizado por Alicia Vikander, nos muestra cómo la pareja trata de cuidar a esa cápsula, cómo el marido se acostumbra a llevarla encima (igual que si fuera una barriga) y cómo afrontan una situación en la que al principio él no está de acuerdo. Durante la primera mitad, entre la oposición de Alvy y las miradas de envidia y admiración cuando Rachel se encuentra con una mujer que ha desarrollado un embarazo normal, la directora parece alertarnos de lo artificioso de esas gestaciones. Sin embargo, en la segunda mitad, con el hombre familiarizado con la cápsula e incluso aceptando esa situación con entusiasmo, la película no parece decidirse por una opción: pese a que al final escogerán la naturaleza para ver cómo nace el niño, nunca nos queda claro de qué lado está Sophie Barthes. Empieza como sátira y muta hacia la comedia leve. The Pod Generation es, por ello, un filme menos profundo que The Assessment.
Hijos de los hombres

Children of Men ya es un clásico, pronto cumplirá 20 años y tal vez sea la película más redonda de Alfonso Cuarón. Muy superior a las otras dos tanto en técnica como en ambiciones y profundidad, nos presenta un futuro todavía más terrible y muy próximo a la desaparición del ser humano: no hay fertilidad en el planeta y, por tanto, hace años que no nacen bebés. Es “un mundo sin voces de niños”.
En una atmósfera de caos, criminalidad, revoluciones y estado militar, a Theo (Clive Owen), un antiguo activista que aún arrastra el dolor por la muerte de su hijo a causa de una pandemia de gripe, le ofrecen poner a salvo a Kee (Clare-Hope Ashitey), una mujer milagrosamente embarazada. Para ello tendrán que sortear el asedio de grupos rebeldes, soldados y mercenarios y el peligro de los bombardeos y el fuego cruzado. Ningún espectador olvidará la escena en la que Kee camina con su bebé en brazos y la gente se persigna y se arrodilla como si estuviera presenciando un milagro.
Las tres películas presentan futuros terribles, deprimentes, en los que la natalidad se ha convertido en algo escaso y a menudo prodigioso. Pero las tres también nos hablan de lo extraordinario que es un nacimiento y de la necesidad de seguir habitando el planeta incluso aunque ese futuro sea cada vez más negro.


