Cuando pensamos en Jesús y sus apóstoles yendo de una ciudad a otra, no siempre pensamos en las necesidades materiales que habrían tenido viajando a pie.
Jesús habría necesitado comida, dinero y alojamiento a lo largo del camino. Estos detalles se omiten a menudo en los relatos de los cuatro evangelistas, pero hay al menos una mención de quienes proveían a estas necesidades.
Santa Juana

San Lucas es quien dedica unos versículos a mencionar a quienes ofrecían lo que podían a Jesús y a sus apóstoles:
"Estaban con Él los doce, y también algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios, y Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y otras muchas, que proveían para ellos de sus recursos".
(Lc 8, 1-3)
Es un pequeño detalle, pero que no pasó desapercibido para los primeros seguidores de Jesús. Estaban agradecidos por su apoyo y por eso san Lucas pudo registrar los nombres de algunas de estas donantes.
No es la última vez que oímos hablar de santa Juana, ya que se la incluye en el grupo de mujeres que se acercan al sepulcro el Domingo de Resurrección:
"Fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y las demás mujeres que estaban con ellas las que contaron esto a los apóstoles; pero estas palabras les parecieron un cuento vano, y no las creyeron. Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro; inclinándose, miró dentro y vio los lienzos solos; y se fue a su casa preguntándose qué había sucedido".
(Lc 24, 10-12)
Aunque no está incluida en el calendario general del rito romano, su nombre figura en el Martirologio Romano el 24 de mayo, en el que se enumeran todos los santos reconocidos por la Iglesia católica:
"Conmemoración de la Beata Juana, esposa de Chuza, procurador de Herodes, que junto con otras mujeres sirvió a Jesús y a los Apóstoles con sus propios bienes, y el día de la Resurrección del Señor encontró volcada la piedra del sepulcro y lo anunció a los discípulos".
Poco se sabe de las actividades de santa Juana en la Iglesia primitiva, pero la tradición afirma que recuperó la cabeza de san Juan Bautista.
Juana desempeñó un pequeño papel en el ministerio de Jesús, pero fue una de las privilegiadas en ver el sepulcro derribado y una de las primeras en proclamar la Resurrección de Jesús a los apóstoles.


