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‘Astérix y Obélix: el combate de los jefes’, un elogio de la resistencia

‘Astérix y Obélix: El combate de los jefes’: elogio de la resistencia
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José Ángel Barrueco - publicado el 22/05/25
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Nueva miniserie sobre los personajes de Uderzo y Goscinny

Netflix se ha hecho cargo de la nueva adaptación de los cómics de Astérix y Obélix en una miniserie de 5 episodios titulada “El combate de los jefes”, que se inspira en la obra homónima de 1966. La buena noticia no es que se haya hecho otra adaptación, sino que posee la calidad suficiente para satisfacer a quienes somos seguidores y enganchar a los más pequeños a los personajes galos. 

Desde 1967, año de la primera versión cinematográfica, hasta hoy, las creaciones de Uderzo y Goscinny han corrido una suerte irregular en las abundantes series, películas, telefilmes y cortometrajes, a veces animadas y a veces de acción real, que han tratado de reflejar el particular universo de la aldea de la Galia. Del nuevo proyecto, rodado en animación 3D y alabado por la crítica y los espectadores, se encarga el actor y director Alain Chabat, quien ejerce como co-guionista y doblador del personaje principal y además dirige los episodios junto a Fabrice Joubert. El propio Chabat fue el artífice del largometraje de 2002 Astérix y Obélix: Misión Cleopatra, que contaba con Gérard Depardieu, Christian Clavier y Monica Bellucci en su reparto. 

Las nuevas generaciones, hablando en general, no conocen a los personajes de Astérix y Obélix. La miniserie de Netflix supone una oportunidad magnífica para adentrarse en las historias sobre cómo los irreductibles galos soportan el acoso de los ejércitos romanos. Los capítulos son breves, alrededor de 35 minutos cada uno, y el guion solo adapta uno de los tebeos, lo que puede abrir la puerta a nuevas temporadas que se inspiren en otros cómics. 

Chabat ha sido lo suficientemente astuto como para adaptar la historia a estos tiempos sin traicionar su espíritu. Se amolda introduciendo nuevos personajes secundarios, casi testimoniales, como la niña llamada Metadata o la madre de Julio César; y metiendo gags relacionados con la actualidad, e incluso encajando guiños visuales a películas como Hulk, Rocky, Pulp Fiction y la saga de Vengadores. En la primera batalla contra los romanos incluye las onomatopeyas tras cada puñetazo, algo que alude tanto a los tebeos como al Batman clásico que protagonizaron Adam West y Burt Ward. 

Dos genios y los valores de sus cómics

‘Astérix y Obélix: El combate de los jefes’: elogio de la resistencia

Detrás de estas historietas cómicas en papel se encuentran dos genios franceses: René Goscinny, guionista y creador o co-creador de personajes como Iznogud, Lucky Luke, Astérix y Obélix o El pequeño Nicolás, cuyos cómics y libros infantiles están entre los más vendidos de la historia, y que murió con tan solo 51 años en París; y Albert Uderzo, quien dibujó e ilustró algunos de esos personajes y falleció a los 92 años, en plena eclosión del coronavirus. 

En El combate de los jefes están presentes todos los valores positivos que encontramos en sus viñetas, muy adecuados para públicos infantiles. Además de un humor sano, plagado de ironías y de juegos de palabras, constituye una buena guía para adentrarse en algunos capítulos de la Historia. Valores como el coraje, el ingenio, la unión y el apoyo entre miembros de un mismo clan, la solidaridad entre pueblos oprimidos, la fortaleza familiar y, sobre todo, la amistad para hacer frente a las adversidades, proliferan tanto en los cómics como en la miniserie. Y también es un elogio a la resistencia: al poder de resistir los ataques de los poderosos cuando estamos en inferioridad de número y de condiciones, y la manera en que prevalecen el orgullo y la lealtad por encima de la rendición.  

Astérix y Obélix suelen mostrarse como las semillas de una piña: unidos, y también cómplices. En El combate de los jefes hay escenas en las que discuten y se enfadan, pero siempre acaban pidiéndose perdón y retomando su amistad. En el primer episodio encontramos un largo flashback en el que se incluye la infancia de los personajes en un momento crucial de sus vidas, y que está basado en el álbum de unas 30 páginas Cómo Obélix se cayó en la marmita del druida cuando era pequeño, que no es un tebeo sino un cuento. Funciona porque ofrece ya a los niños la explicación visual y narrativa de por qué a Obélix le está prohibido beber de la poción mágica que prepara Panorámix. 

Después de los créditos del final del último episodio se incluye un corto dirigido por Chabat con las aventuras de dos jabalíes que no quieren ser comidos por los galos. Esperemos que haya nuevas temporadas en el horizonte: los pequeños lo agradecerán; pero también, sin duda, los adultos.

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