El 18 de mayo de 2025, el Papa León XIV celebrará la Misa inaugural de su pontificado, que comenzó con su toma de posesión tras su elección el 8 de mayo. A continuación una breve explicación para comprender mejor cada uno de los momentos.
Antes de la Misa: oración con los Patriarcas… ¿y el Papamóvil ?
El rito oficial de la Misa inaugural del pontificado no prevé el saludo a la multitud antes de la Misa. Sin embargo, el 19 de marzo de 2013, el Papa Francisco decidió hacer un largo recorrido por la Plaza de San Pedro en el Papamóvil para saludar a los fieles presentes. Es probable que el nuevo pontífice también salude a los fieles antes de la misa, pero todavía no hay confirmación oficial por parte del Vaticano.
El Papa es esperado luego en la basílica, vacía de todos los fieles, para descender a la Confesión de San Pedro. Este lugar sagrado, situado bajo el altar de la Confesión, está en el centro de la basílica, en el lugar de la tumba del primero de los discípulos de Jesús. El nuevo Papa pasará allí un momento de oración, acompañado por los patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales católicas, como signo de unidad con estas comunidades vinculadas a Roma.
Luego León XIV subirá a la nave de la basílica detrás de los obispos, arzobispos, cardenales y patriarcas para llegar a la Plaza de San Pedro, donde comenzará la Misa, celebrada en la explanada frente a la basílica ante una multitud que se espera que desborde más allá de la Plaza de San Pedro, hacia la Via della Conciliazione.
El canon de la Misa se pronunciará en latín, pero, en referencia a la doble nacionalidad peruana y estadounidense del pontífice, la primera lectura se leerá en español y la segunda en inglés. El salmo se cantará en italiano y el Evangelio se proclamará dos veces, primero en latín y luego en griego, como signo de unidad entre la tradición latina y la tradición oriental.
La concesión del palio
Después de la proclamación del Evangelio –y no al inicio de la Misa como se hacía anteriormente– un cardenal del orden de los diáconos se acercará al Papa y pronunciará una oración en latín en la que explicará: "Hoy sucedes a Pedro en el episcopado de esta Iglesia que él suscitó mediante la fe con el apóstol Pablo".
Luego se colocará alrededor del cuello del pontífice el palio, un ornamento litúrgico de lana blanca que se lleva sobre la casulla y que está marcado con cinco o seis cruces que representan las llagas de Cristo.
El uso de esta insignia, que no debe confundirse con la estola, está reservado no solo al Papa, sino también a los primados y arzobispos metropolitanos. Los arzobispos y primados lo reciben de manos del Papa o del Nuncio Apostólico de su país, para luego acudir a Roma para que el Papa lo bendiga el 29 de junio, festividad de los santos Pedro y Pablo.
Desde la inauguración del pontificado de Juan Pablo I, la imposición del palio ha sustituido a la imposición de la tiara pontificia. Por esto el término “misa de entronización” ha caído en desuso: ahora hablamos de “misa de inauguración” o “misa de apertura” del pontificado.
Se trata de un rito simbólico importante en la apertura del pontificado, pero no es una ordenación. León XIV ya era obispo desde 2014, y plenamente Papa desde que, el 8 de mayo, aceptó formalmente su elección como 266º sucesor de San Pedro.
El anillo del pescador
Inmediatamente después de la imposición del palio, un cardenal del orden sacerdotal recitará una nueva oración por el nuevo Papa, pidiendo a Dios, en nombre de la Iglesia, que venga a sostener al pontífice en su misión.
Luego, un cardenal de la orden de los obispos se acercará al Papa León XIV y le entregará el Anillo del Pescador, una insignia oficial que recuerda su conexión con san Pedro y evoca el llamado de Cristo a convertirse en un "pescador de hombres".
Este anillo de plata, que antiguamente se utilizaba para sellar documentos papales oficiales con cera o plomo, puede variar pero generalmente representa a san Pedro.
Finalmente, los "representantes del pueblo de Dios" rendirán obediencia al nuevo pontífice. Esta es una nueva característica en esta liturgia. Previamente, seis cardenales, dos de cada orden – obispos, sacerdotes, diáconos – vinieron a saludar solemnemente al pontífice para profesar su obediencia, en nombre del colegio cardenalicio.
La Misa continuará con la homilía del Papa, ahora plenamente investido de su cargo. Lo más probable es que lo pronuncie en italiano. Las intenciones de oración se leerán en portugués, francés, árabe, polaco y chino.
Saludos a las delegaciones
Al final de la ceremonia, el Papa pudo regresar a la Basílica de San Pedro y sentarse frente al altar de la confesión. Allí está previsto que salude uno por uno a los jefes de Estado y a las delegaciones de países de todo el mundo que habrán asistido a la Misa.
En 2013, la secuencia duró más de una hora. El Papa Francisco permaneció de pie, asistido en particular por su entonces Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, el entonces Vicesecretario de Estado, Mons. Angelo Becciu, y el entonces Secretario para las Relaciones con los Estados, Mons. Dominique Mamberti.
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