El nuevo Papa se propone "aprovechar las ocasiones que se presenten para confirmar la fe de tantos hermanos y hermanas esparcidos por el mundo", confió el 16 de mayo de 2025, en su primer discurso al cuerpo diplomático. Dirigiéndose a los embajadores de los 184 países acreditados ante la Santa Sede, León XIV expresó su aspiración a "tender la mano y abrazar a todos los pueblos y personas de esta tierra".
Presentó la paz, la justicia social y la verdad como los temas principales de su Pontificado, insistiendo en particular en el lugar de la familia tradicional basada en "la unión estable entre un hombre y una mujer" como unidad básica de la sociedad.
En la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el nuevo Papa habló en italiano -y no en francés como era costumbre hasta Benedicto XVI- a una audiencia de diplomáticos. El objetivo de la diplomacia papal no es "buscar privilegios", sino desarrollar la misión de la Iglesia católica "al servicio de la humanidad", explicó de entrada el nuevo Pontífice.
Siguiendo los pasos del Papa Francisco, León XIV aseguró que la Santa Sede estará "siempre atenta al clamor de los pobres, los necesitados y los marginados, pero también a los desafíos que marcan nuestro tiempo, desde la salvaguarda de la creación hasta la inteligencia artificial".
El Papa expresó su aspiración a "tender la mano y abrazar a todos los pueblos y personas de esta tierra, que desean y buscan la verdad, la justicia y la paz". Refiriéndose a sus numerosos viajes como Prior General de los Agustinos entre 2011 y 2013, aseguró a los diplomáticos su apertura a todas las realidades internacionales.
"Mi experiencia de vida, que ha transcurrido entre América del Norte, América del Sur y Europa, es representativa de esta aspiración de ir más allá de las fronteras para encontrarme con personas y culturas diferentes", explicó.
"Estoy convencido de que la Divina Providencia me concederá otras oportunidades para encontrarme con las realidades de las que venís", dijo el nuevo Papa a los embajadores, dando a entender que su pontificado será rico en viajes. Su intención es "aprovechar todas las ocasiones para confirmar la fe de tantos hermanos y hermanas esparcidos por el mundo, y tender nuevos puentes con todos los hombres de buena voluntad".
La incansable promoción de la paz

El Papa León XIV utilizó ampliamente la palabra "paz", como desde su primera aparición en la logia de la basílica de San Pedro, cuando la empleó diez veces. Dirigiéndose a los embajadores, les recordó que la paz no es simplemente "la ausencia de guerra y de conflictos", sino "el primer don de Cristo". En este sentido, es "un don activo y comprometedor, que nos concierne e implica a cada uno de nosotros, independientemente de nuestro origen cultural o pertenencia religiosa, y que nos exige sobre todo trabajar sobre nosotros mismos".
"La paz se construye en el corazón y desde el corazón, desarraigando el orgullo y las exigencias, y midiendo el propio lenguaje, porque también podemos herir y matar con las palabras, no solo con las armas", insistió.
El Papa instó a "respetar plenamente la libertad religiosa en todos los países, porque la experiencia religiosa es una dimensión fundamental de la persona humana, sin la cual es difícil, si no imposible, alcanzar esa purificación del corazón necesaria para construir relaciones de paz", insistió, recordando también la importancia del diálogo interreligioso.
Este trabajo de comprensión mutua debe llevar a "erradicar los inicios de todo conflicto y toda voluntad destructiva de conquista", subrayó León XIV, deseoso de "insuflar nueva vida a la diplomacia multilateral y a las instituciones internacionales, que fueron pensadas y concebidas sobre todo para remediar los conflictos que pudieran surgir en el seno de la comunidad internacional". También estaba en línea con el Papa Francisco, que aboga regularmente por el desarme.
La lucha contra las desigualdades y la importancia de la familia
El nuevo Papa, siguiendo la estela de León XIII y su encíclica Rerum Novarum, también subrayó la necesidad de defender la justicia social. "En los tiempos cambiantes que vivimos, la Santa Sede no puede dejar de hacer oír su voz ante los numerosos desequilibrios e injusticias que conducen, entre otras cosas, a condiciones de trabajo indignas y a sociedades cada vez más fragmentadas y conflictivas", advirtió.
También pidió "poner remedio a las desigualdades globales, donde la opulencia y la miseria crean profundas fracturas entre continentes, entre países e incluso dentro de una misma sociedad". Siguiendo los pasos de Juan Pablo II, insistió en que la construcción de sociedades civiles armoniosas y pacíficas debe basarse en "la familia, fundada en la unión estable de un hombre y una mujer".
También reiteró la necesidad de que "se proteja la dignidad de toda persona, en particular la de los más frágiles y vulnerables, desde los recién nacidos hasta los ancianos, desde los enfermos hasta los desempleados, ya sean ciudadanos o inmigrantes".
"Mi historia es la de un ciudadano, descendiente de inmigrantes, él mismo emigrante", explicó el Papa, que nació en Estados Unidos, en el seno de una familia de ascendencia francesa, española, italiana y criolla.
"A lo largo de la vida, cada uno de nosotros puede encontrarse bien o mal, con trabajo o sin él, en su patria o en el extranjero: sin embargo, nuestra dignidad es siempre la misma, la de una criatura querida y amada por Dios", subrayó con fuerza.
Contra las ilusiones del mundo virtual
Por último, el Papa insistió en la verdad. "No se pueden construir relaciones verdaderamente pacíficas, incluso dentro de la comunidad internacional, sin la verdad", insistió, pidiendo que las "relaciones auténticas" primen sobre las distorsiones provocadas por el "mundo virtual".
"La Iglesia nunca puede eludir su deber de decir la verdad sobre el hombre y el mundo, si es necesario utilizando un lenguaje franco que al principio puede provocar cierta incomprensión", reconoció León XIV. Pero subrayó que "la verdad nunca está separada de la caridad, que siempre tiene en su raíz la preocupación por la vida y el bien de todo hombre".
"La verdad no nos separa, sino que, por el contrario, nos permite afrontar con mayor vigor los desafíos de nuestro tiempo, como las migraciones, el uso ético de la Inteligencia Artificial y la salvaguarda de nuestra querida Tierra", insistió.
Ucrania y Tierra Santa, las dos únicas regiones mencionadas

El Papa deseó que este Año Jubilar sea una ocasión para "emprender un nuevo camino, animados por la esperanza de poder construir (…) un mundo en el que todos puedan realizar su humanidad en la verdad, la justicia y la paz".
"Espero que esto pueda lograrse en todos los contextos, comenzando por los más conflictivos, como Ucrania y Tierra Santa", concluyó León XIV. Estos dos territorios en guerra fueron los únicos mencionados explícitamente durante este discurso que marcó su primer contacto con los embajadores. Habitualmente, el Papa se reúne con el cuerpo diplomático a principios de año y expone detalladamente las posiciones de la Santa Sede sobre la situación internacional.
En su discurso de bienvenida, el embajador chipriota ante la Santa Sede, como decano del cuerpo diplomático, dio una calurosa bienvenida al nuevo pontífice. "El cónclave ha dado sabiamente al mundo un guía espiritual y moral que ha madurado su sensibilidad en una experiencia pastoral vivida en contacto directo con los desafíos de nuestro tiempo", dijo George Poulides. Entre estos desafíos, el diplomático chipriota mencionó "la pobreza, la búsqueda de la justicia, la dignidad humana, la necesidad del amor, la necesidad de encontrar respuestas a las grandes preguntas de la vida".


