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Gianluca Firetti luchó contra el cáncer e inspiró a otros a vivir para Cristo

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Anna Gebalska-Berekets - publicado el 13/05/25
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Los médicos no le daban ninguna posibilidad ni esperanza, pero él decidió confiar en Dios y aceptar su sufrimiento. Su proceso de beatificación está en marcha

"Al final, estamos hechos para el cielo. Para siempre. Para la eternidad", decía Gianluca Firetti. Cuando sintió un dolor agudo en la rodilla después de un partido y resultó ser un tumor maligno, afrontó su enfermedad con confianza en la voluntad de Dios. Encontró fuerzas en su fe, consoló a los demás, les contó historias y rezó mucho. "Era como si fueran otros los que se morían, no él, dijo el padre Marco D'Agostino, con quien el joven de 20 años hablaba a menudo en el hospital.

El chico de al lado

Gianluca nació el 8 de septiembre de 1994 en el pequeño pueblo de Sospiro, en la provincia de Cremona (Italia). Era un niño como muchos de sus compañeros. Salía con sus amigos, jugaba al fútbol y montaba en bicicleta. A los 18 años, durante un partido de fútbol, su vida cambió de repente. Firetti empezó a sentir un dolor agudo en la rodilla que no desaparecía. Se sometió a varias pruebas, que revelaron un trágico diagnóstico: osteosarcoma, un tipo de cáncer óseo. La situación era muy difícil. Sin embargo, Gianluca no se dejó vencer por la desesperación.

"No salió de la consulta dando un portazo", explican sus amigos.

Aceptó la enfermedad como una expresión de la voluntad de Dios. Gracias a su colega Valentina, conoció al padre Marco D'Agostino, con quien entabló amistad. Firetti abrió su corazón al clérigo, le confió sus dudas y le preguntó qué le esperaba después de la muerte. Durante las largas conversaciones que mantuvieron juntos, el sacerdote se sorprendió de que un chico tan joven no rechazara el sufrimiento, sino que aceptara su enfermedad y, como Jesús, quisiera cargar con su cruz.

Gianluca Firetti

"¡Señor, dame la cruz! Puedo soportarla, pero te necesito"

Desde los primeros momentos fue consciente de que se iba, pero el deseo de vivir en él no cesó.

"Padre, me estoy muriendo. ¿Qué me espera? ¿Cuál será mi recompensa? ¿Me espera Jesús?", se preguntaba Gianluca Firetti, de 20 años.

Mientras tanto, en la oración, decía a menudo: "¡Señor, dame la cruz! Puedo soportarla, pero necesito que Tú estés ahí, ¡deja que me apoye en Ti!".

Cargando con la cruz de una cruel enfermedad, Firetti consolaba a los demás, les hacía reír, y nunca abandonó su alegría y su esperanza, con las que contagiaba a todos los que le rodeaban.

Su hermano Federico, en su libro Gianluca Firetti , el santo de la puerta de al lado, recordaba: "Gian se alegraba de que sus amigos se acordaran de él. Se preparaba para cada encuentro con nosotros (…) Mi hermano y yo redescubrimos la cotidianidad de las pequeñas cosas, como sentarnos juntos en el sofá y ver DVD, como la última noche juntos porque él ya no podía moverse (…) Porque creo que las pequeñas cosas de la vida son las que cuentan. Gian nos lo ha enseñado. A mí y a toda la familia".

Alrededor de Firetti se formó un gran grupo de amigos, antiguos pero también nuevos, que rezaban constantemente con él y por él, acompañándole en su desigual batalla contra el cáncer.

Carta al Papa Francisco

Su hermano Federico guardaba en la memoria aquella época.

"Se dejó querer por mucha gente (…). La enfermedad nos unió aún más. Gian amaba mucho la vida. Era un tipo normal (…) La normalidad y la sencillez eran sus cualidades más verdaderas. Eran su fuerza, que transmitía a los demás", describe en la citada publicación.

Un año antes de su muerte, Firetti escribió una carta al Papa Francisco. Gianluco pedía al Santo Padre sus oraciones. El 18 de diciembre de 2014, recibió una llamada telefónica del secretario del Papa. El clérigo le aseguró que el Santo Padre había leído su carta y quería interesarse por su salud. El chico se rió y dijo: "Después de todo, estoy en guerra".

Gianluca Firetti

"Demostró que es posible vivir para Dios y para la gente"

El estado del niño se deterioraba. 24 de enero de 2015. Gianluca pidió ser ingresado en el hospicio del hospital de Cremona. Sabía que su final estaba cerca. Aprieta los dientes y lucha, porque sabe que no está solo. Tiene a su alrededor personas cercanas que le apoyan.

El padre Marco también le acompañó al hospicio. Escribió un libro junto con Firetti titulado Roto por la mitad, en el que cuenta su lucha contra el cáncer y cómo descubre a Dios cada día, a pesar de su creciente debilidad.

"Ya somos amigos de Él", explicó. Firetti no podía imaginar un día sin recibir la Sagrada Comunión. Fue ella quien le dio la verdadera vida. Con voz débil, repetía a cada uno de sus amigos: "Por favor, no malgastéis vuestra vida, sed buenos, estudiad, porque prefiero marcar la diferencia y estudiar 500 páginas que sufrir así".

Gianluco murió el 30 de enero de 2015 en Cremona. Su historia, humanamente hablando, es un relato de inmenso dolor, pero desde el punto de vista es un ejemplo de fe, confianza y esperanza.

"Con solo 20 años, demostró que era posible vivir para Dios y para la gente", recuerda el padre Jesús Silva, experto en la biografía de Gianluca Firetti.

Su amiga Valentina explica: "Gian era un joven verdaderamente e xcepcional. Un hombre de fe. Cuanto más le consumía la enfermedad, más brillaba su alma".

Sus restos mortales descansan en el cementerio de Sospiro.

Su proceso de beatificación está en curso.

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