Este lugar es llamado “la sala de las lágrimas” o “lloratorio” y se encuentra en la Capilla Sixtina. Es un lugar especial donde el papa recién elegido abandona sus vestiduras cardenalicias para lucir las papales.
Este pequeño y sencillo cuarto, ubicado detrás de una discreta puerta al lado izquierdo del fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, es el lugar al que se dirige el cardenal inmediatamente después de ser elegido.

