Hace tres años, la agencia I.MEDIA conoció a un cardenal que participó en el cónclave de 2013. Habló de su experiencia interior de este acontecimiento histórico. Aquí está su testimonio.
"Lo que me impactó fue el ambiente de oración que reinaba durante el cónclave. En la residencia Santa Marta, donde nos alojábamos todos, la capilla estaba llena. Cuando llegamos a un cónclave, sabemos que somos pobres. Hay confesores, pero también podemos confesarnos unos a otros. Por ello, llamé a la puerta de enfrente de mi habitación para pedirle a uno de mis hermanos que me confesara".
"En nuestra oración le decimos al Señor: 'Este acto que tengo que realizar, trataré de hacerlo como cristiano'. No he hablado de esto con otros, ¡pero no creo ser el único cristiano!"
Un ambiente sencillo
Durante el cónclave, el ambiente es sencillo: "Nos reunimos con amigos, comemos, rezamos y dormimos... ¡si podemos! No se puede pasear por los jardines del Vaticano. Ya no tenemos uso de nuestros teléfonos celulares. Se nos permite utilizar nuestra computadora, pero solo para procesamiento de textos. Así que podemos escribir notas. Pero ya no tenemos ningún contacto con el mundo exterior".
No es una privación demasiado grande: "¡No ha durado mucho! En realidad nos alegramos de que terminara la noche siguiente, porque no son noches fáciles. No dormimos bien. Es una gran responsabilidad y sabemos que el mundo entero nos está esperando. En la cena después de las elecciones ¡estábamos felices! ".


