A pocos metros de la Basílica de San Pedro, mientras los cardenales participan en la misa Pro Eligendo Pontifice el miércoles 7 de mayo por la mañana, peregrinos y turistas pasean tranquilamente por la plaza de San Pedro, donde se ha reforzado el dispositivo de vigilancia en vísperas del cónclave. Algunos seguían con devoción la Misa retransmitida en directo en las pantallas instaladas a ambos lados de la plaza. Otros paseaban más tranquilamente, felices de saber que estaban allí para vivir este momento histórico. Y todos contentos de comentar el perfil del próximo Papa.
Timeea y Christiana, ambas veinteañeras, vienen de Rumanía. Se han apuntado como voluntarias al Jubileo de la Esperanza durante una semana. Llegaron hace cuatro días y están decepcionadas por no haber podido ver a Francisco, "el Papa que les hizo amar a la Iglesia y querer implicarse", dicen convencidas. "Sin él, no estaríamos aquí", continúa Christiana.
A la pregunta de quién le sucedería, Timeea responde sin rodeos: "¡El cardenal Tagle, el de Filipinas!" Aprecia su juventud -tiene 68 años-, su humildad y su apertura al mundo. "¡Su sonrisa me recuerda a la de Francisco y creo que comunica muy bien!"
Su amiga Christiana escucha a su sonriente amiga, y también le gusta el cardenal Tagle. Pero su corazón se inclina un poco más hacia el cardenal Zuppi. "En varias ocasiones ha movido las líneas, defendiendo de buen grado a las minorías", continúa. "También se ha implicado mucho con los más desfavorecidos, los pobres y los inmigrantes".
Un poco más allá, Fabien observa divertido el cruce de cámaras y turistas. Originario de Toulouse, este peregrino partió en julio para recorrer los caminos de Francia y del mundo. Estaba en Lyon cuando se enteró de la muerte de Francisco y se subió directamente a un autobús con destino a Roma. A sus 35 años, hizo la Primera Comunión en enero y le gusta pensar que está "empezando de nuevo". ¿Qué le hizo volver a la Misa dominical? La misa tridentina.
"Me gusta ir a Misa, pero me atrajo especialmente la Misa en latín. Hay una especie de trascendencia en la liturgia que me conmueve". Del próximo Papa, espera ante todo "un Papa santo", "alguien que dé testimonio de Cristo con sus palabras y sus obras".
"A nivel personal, también me gustaría ver a alguien que cuide la liturgia, que se comprometa a conciliar las diferentes sensibilidades en la Iglesia. Pienso en el cardenal Sarah, que es guineano y que me habla especialmente porque ¡viví allí unos años!".
Un perfil más "conservador" es también lo que tiene en mente Anna, una alegre treintañera de Hungría. "El Papa Francisco me ha sacudido, y con razón, en varios temas", dice Anna, que viene a Roma por primera vez. "Pero también estoy apegada a la Tradición", continúa. "Y le tengo mucho cariño al cardenal Erdö: es conservador pero conserva un fuerte espíritu de apertura" dice la burbujeante treintañera. "Veinte años después de Juan Pablo II, en un momento en que la guerra entre Ucrania y Rusia reaviva las tensiones en el corazón de Europa, podría tener sentido, ¿no?".
¿Es un criterio la nacionalidad del próximo Papa? Paul, un surcoreano de unos cuarenta años, llegó a Roma con un grupo de su parroquia cercana a Seúl para participar en el Jubileo de la Misericordia. Feliz de recordar que su país acogerá la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), espera un Papa asiático… ¡e idealmente surcoreano!
"Aprecio mucho a nuestro cardenal, el cardenal You, cercano al Papa Francisco y que no duda en hablar en favor de la paz en nuestro país y de la unidad en la península coreana. Es una figura a la que apreciamos mucho y que personalmente me anima a rezar por la unidad".
Para Jeff y Sue, que han venido desde Australia para una escapada romana, es importante sin serlo realmente. "Es cierto que para nosotros, en Australia, nos sentimos bastante lejos de Europa, geográficamente y a veces también culturalmente", dicen. "Así que un Papa asiático podría marcar la diferencia", responde Jeff pensativo. "Sí, es importante, pero no esencial", le corta su esposa Sue, "sobre todo, necesitamos un Papa que sea misericordioso. Esa es la clave, la misericordia".
La misericordia es esencial para el próximo Papa, coincide Vinicius, un seminarista brasileño que llegó a Roma hace un mes. Estuvo presente en la última bendición Urbi et Orbi de Francisco. "Fue muy emocionante verle. No tenía fuerzas para leer hasta el final, pero su presencia ya era todo un testimonio", recuerda el seminarista. "Vivió su vocación hasta el final. Y eso es lo que se espera del próximo Papa. "Un testigo del amor de Cristo por todos", asegura. "La Iglesia necesita a alguien que pueda aportar algo nuevo y, al mismo tiempo, sea capaz de unir y congregar a la gente. La Iglesia necesita unidad, no división".
La hermana Roobini, una carmelita india que vive en Roma desde hace varios años y trabaja en comunicación, también se mostró muy encariñada con Francisco. "Ha dado un nuevo rostro a la Iglesia y la ha vuelto a poner en el corazón del mundo, en medio de la gente, no solo en las sacristías". Espera que el próximo Papa sea visible para todo el mundo, no solo para los católicos. Y la monja asegura: "Varios cardenales tienen trayectorias interesantes y posiciones misioneras, pero no tengo a nadie en mente. Estoy esperando al Papa del Espíritu Santo, el Papa que el Espíritu Santo nos dará para guiar a la Iglesia de hoy".
