Cónclave: la Capilla Sixtina convertida en un auténtico búnker

Este lunes 5 de mayo, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, confirmó que las obras en la Capilla Sixtina han finalizado y ésta se encuentra lista para el cónclave que comenzará el miércoles 7 de mayo. Estas obras incluyeron la instalación de chimeneas y estufas, plataformas, mesas y sistemas de seguridad.

El primer cónclave celebrado en la Capilla Sixtina, que lleva el nombre de Sixto IV della Rovere, se remonta a 1492. Pero no fue hasta 1878 cuando la famosa capilla se convirtió en sede permanente de todos los cónclaves, de acuerdo con un ceremonial muy preciso. En una entrevista concedida a los medios de comunicación vaticanos, el ingeniero Silvio Screpanti, subdirector del departamento de infraestructuras del gobierno de la Ciudad del Vaticano, describe los trabajos en curso para alojar a los 133 cardenales electores y su personal durante el cónclave.

Además de acondicionar los alojamientos y la Capilla Sixtina, el objetivo es garantizar el aislamiento total de los participantes, para que el cónclave sea impenetrable. El 3 de mayo de 2025, el Vaticano publicó fotos y un video de los preparativos en curso en la Capilla Sixtina.

Una de las principales tareas de los preparativos es organizar el alojamiento de los cardenales. Esta vez se trata de una tarea más compleja, dado el gran número de cardenales (133 electores en 2025, frente a 115 en 2013), y el hecho de que la residencia de Santa Marta, donde tradicionalmente se alojan los cardenales, solo dispone de 126 habitaciones. Por ello, el Vaticano ha rehabilitado habitaciones en edificios adyacentes: la "antigua casa de Santa Marta" y el Colegio Etíope.

La llegada oficial de los cardenales a las habitaciones está prevista para el martes 6 de mayo.

También había que "estudiar una disposición de la Capilla Sixtina que diera cabida al mayor número posible de votantes, garantizando al mismo tiempo el respeto del protocolo y la comodidad de los participantes", explica Silvio Screpanti.

Se colocó un suelo flotante para nivelar el terreno y se instalaron las mesas para los cardenales electores y el personal de apoyo. En el último cónclave, se instalaron doce mesas de madera tosca cubiertas de tela beige y satén burdeos, en dos filas de seis mesas, una frente a otra.

Cerca del altar se colocó otra mesa para la presidencia del cónclave. En este lado hay tres urnas, una de ellas con una tapa decorada con dos figuras que representan corderos, en las que los cardenales depositarán sus papeletas. En el centro, un atril sostiene un Evangelio abierto sobre el que los cardenales prestarán juramento antes de votar.

La Capilla Sixtina contará también con 133 asientos de madera de cerezo. En cada asiento está inscrito el nombre del cardenal elector que lo ocupará.

Se han instalado las famosas estufas que producirán el humo negro o blanco tras la emisión de los votos, y ya se han realizado "discretamente" las "pruebas de humo". En la mañana del 2 de mayo, la chimenea se instaló en el tejado de la Capilla Sixtina. De allí saldrá el humo que indicará los resultados de los comicios. El tubo de cobre, visible desde la plaza de San Pedro, a la derecha de la basílica, está conectado a dos estufas situadas 30 metros más abajo. Una servirá para quemar las papeletas y la otra para producir el humo. Negro: no hay consenso. Blanco: un nuevo Papa ha sido elegido.

Estas operaciones fueron llevadas a cabo por el Cuerpo de Bomberos del Vaticano.

Para garantizar la total confidencialidad durante el cónclave, se tomaron varias medidas: oscurecer las ventanas del Palacio Apostólico en las zonas del cónclave, colocar 80 precintos de plomo en todos los accesos al perímetro del cónclave, instalar tabiques y puertas provisionales y cerrar algunas ventanas "para eliminar la introspección" y garantizar el aislamiento de los cardenales.

Los técnicos también desactivan todos los dispositivos tecnológicos y sensores que se han instalado en la Capilla Sixtina en los últimos años. Una regla inmutable reina en todos los escenarios utilizados para el cónclave: nada más abrirse, los cardenales juran guardar el secreto, so pena de excomunión.

Toda comunicación con el mundo exterior (smartphone, Internet, periódicos) está estrictamente prohibida, salvo en circunstancias excepcionales. Todos los lugares donde viven y trabajan están cubiertos por dispositivos de interferencia que impiden el uso de teléfonos móviles u otras tabletas.

Durante el cónclave estarán presentes cinco electricistas e ingenieros de ascensores, cinco ingenieros termohidráulicos y dos floristas. "Prestarán juramento y estarán de guardia a tiempo completo, pasando la noche en el Vaticano, sin poder tener contacto con sus familias", dice el ingeniero. Uno de los expertos permanecerá durante toda la votación en una pequeña sala técnica cerca de la Capilla Sixtina, con un mando a distancia para la estufa electrónica, "listo para intervenir rápidamente en caso de necesidad".